Un artista chino y un policía homosexual lanzaron una inusual campaña en China para denunciar los tratamientos destinados a “curar” las orientaciones sexuales de los gay, utilizando camiones equipados con carteles como en la película Tres anuncios por un crimen (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri).
Pekín despenalizó la homosexualidad en 1997 y la retiró de su lista de enfermedades mentales en 2001. Pero los homosexuales, gays o lesbianas siguen siendo objeto de una fuerte presión familiar y social.
Son muchos los que se resignan a contraer matrimonio para responder al deseo de sus padres de tener nietos. A veces, su entorno los incita a someterse a tratamientos de “reorientación” basados en medicamentos, aislamientos o electrochoques.
Estas "terapias de conversión" son consideradas ineficaces por los expertos y no científicas. Algunos hospitales que las proponen fueron condenados por la justicia.
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El artista chino, Wu Qiong, excedido por estas prácticas, escogió lanzar una campaña para llamar la atención de sus compatriotas sobre el tema.
Dice que se inspiró del film estadounidense Tres anuncios por un crimen de 2017, donde una madre contrata tres carteles publicitarios con mensajes acusatorios para llamar la atención de la policía luego del asesinato y violación no esclarecida de su hija.
"Este film apunta a interrogarse sobre los problemas no resueltos. También queríamos usar este método para poner en duda estas terapias de conversión", explicó Wu a AFP.
El artista, de 28 años, basado en Shenzhen (sur) afirma no ser homosexual. Trabaja en la campaña junto a un policía del que sólo se conoce su apellido: Lin.
"Un tratamiento contra una enfermedad que no existe", proclama un cartel de fondo rojo montado en uno de los camiones que circulan en la ciudad.
Los otros dos llevan los mensajes siguientes: "La clasificación china de desorden mental continúa incluyendo los desórdenes de orientación sexual" y "Ya van 19 años, ¿por qué?".
La campaña comenzó en Shanghai el fin de semana pasado. Seguirá por otras siete ciudades, incluida Pekín.
Este tipo de campaña pública es poco habitual en China, en donde el nivel de tolerancia de las autoridades hacia toda manifestación que pueda “alterar el orden público” es extremadamente bajo. Pero Wu Qiong asegura que hasta ahora nadie se opuso.