Aunque en estas épocas es difícil que algo nos sorprenda, la historia del matrimonio de una joven rusa, de 24 años, está dando la vuelta al mundo por la pareja tan particular que escogió para compartir toda su vida.
Se trata Rain Gordon, quien cumplió el sueño al casarse con su gran amor, pero este no se trata de un hombre o una mujer, sino un maletín metálico, según cuenta el diario El Clarín.
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Puede parecer una broma, pero Gordon asegura que siempre se sintió incomprendida dado que siente atracción sexual y hasta de manera romántica por los objetos.
Gordon decidió compartir su historia para, según ella, crear conciencia sobre las personas sexuales objetivas y para acabar con el estigma.
“Mi fascinación por los objetos comenzó a los ocho años. Desde mi niñez creí que un alma está incrustada en los objetos, así como en todo lo que nos rodea. Creo en el animismo, que significa que hay vida en todo”, contó la docente al diario británico Mirror.
“Durante mi infancia y los primeros años de la adolescencia, me enamoré de lugares como el nuevo centro comercial que abrió en mi ciudad. Sabía que estaba mal, más allá de las normas de la sociedad. No se lo dije a nadie”, agregó.
Su actual historia de amor comenzó en 2015, cuando compró a Gideon (así se llama el maletín que ahora es su esposo), en una ferretería a la que se acercó a buscar accesorios para una sesión de fotos.
Como si se tratara de un amor a primera vista, al tiempo comenzó a experimentar sentimientos por el maletín.
“Ver a Gideon hace que mi corazón lata más fuerte. Estoy locamente enamorada de su plata, sus reflejos y su metal. Es el amor de mi vida”, confesó.
Y con algo de dolor también expresó: “La gente no me entiende. Me han dicho que estoy enferma y que busque ayuda, pero ya no dejo que me ofendan más”.
Y así llegó junio, el mes elegido para una boda más que particular que ofició un amigo.
“No tenía idea de que terminaríamos juntos. Me gustó como se veía, pero no pensé en nada más, pero luego me empezó a gustar Gideon por más que eso”, sostuvo.
La joven asegura que, además, tiene una conexión espiritual con el maletín y que se comunican telepáticamente.
Claro está, como toda pareja, se besan, se abrazan, comparten tiempo en las tardes. Y hasta remarca que tienen “conversaciones filosóficas durante 3 o 4 horas”.
El extraño caso de Rain Gordon no es el único. En 2013, la australiana Jodi Rose se casó con un puente de piedra de Francia de más de 600 años de antigüedad.
Cinco años más tarde, en 2018, el japonés Akihijo Kondo se unió en matrimonio con el holograma de Hatsune Miku, relación que debió finalizar este año por una actualización de software.