Montserrat Del Castillo ya cambió el chip, pues sabe que si desea que su relación crezca y sea más fuerte ella y su novio, el mexicano Jhona Monroy, tienen que apoyarse y aportar a la causa.
Nos encontramos a la guapa presentadora de “De boca en boca” con el delantal bien puesto, portando un walkie talkie (transmisor-receptor portátil), con una sonrisota de oreja a oreja y cargada de muy buena actitud, durante el lanzamiento del nuevo menú del restaurante La Adelita, propiedad de Monroy y que está ubicado en Escazú.
En medio del corre corre por atender a cachete a todos los invitados, Montse sacó un ratito y nos comentó sobre su nueva faceta como “soyla”, en la que apoya y le demuestra su amor a su pareja, con quien llegará al altar en diciembre.
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–Cuéntenos un poco de esta faceta que muy poca gente le conoce
Creo que la gente solo ve a la presentadora, pero en realidad salgo del canal y me dedico a tres marcas diferentes y ahora al negocio de mi prometido, en donde le ayudo en todo lo que se necesite. Es el negocio familiar y como ahora me incorporo a la familia me toca ser parte de este y apoyarlo.
–¿Hace cuánto comenzó a colaborar en el restaurante?
Hace como quince días empezamos en la parte audiovisual y también empecé a venir un poco más al restaurante. Me encargo de la parte de relaciones públicas y a partir de ahora ayudo en las mesas y todo lo que haya que hacer, yo me apunto a todo menos cocinar.
–¿Y lo haría?
Me tiene que enseñar, todavía no hemos llegado a esa etapa.
–Me imagino que esto le da más fuerza a la relación, ¿usted que opina?
Sí, pienso que no es solo tener una relación de pareja sino de apoyo y eso es algo que siempre soñé. Mi prioridad es crecer con él, porque sé que cuando yo tenga un proyecto él va a estar ahí para apoyarme. Me encanta un versículo de la Biblia que dice que la mujer sabia edifica su casa y es así como yo me proyecto como esposa y no solo en el hogar, sino en los negocios porque tenemos que crecer juntos.
–¿Cómo distribuye sus días con tantas actividades?
Ahorita estamos con los planes de la boda que está programada para diciembre, si Dios quiere. También cuido a mi abuelita, además de cumplir con mi trabajo en el programa y con las marcas, por lo que me toca dividirme. Me incorporé más con el restaurante porque él está muy metido en la cocina y necesita a alguien que le ayude.
–¿Qué ha aprendido?
Estudié Relaciones Públicas y eso me ha ayudado a tratar con la gente, además empecé trabajando en una tienda y ese servicio al cliente ya lo había aprendido. Los dos somos muy sencillos, así que nos gusta tratar bien a los clientes y que identifiquen a La Adelita como restaurante donde se come superrico y se les trata muy bien.
–¿Se sorprenden los clientes cuando la ven tan empunchada?
Las apariencias engañan y la gente tiene que darle la oportunidad a los demás para conocerlos y escucharlos. Siempre he sentido que mi único delito fue la cirugía estética, ya que la gente juzga y crítica demasiado, pero uno es mucho más que operación o un error. Creo que hay que enfocarse en las virtudes de los demás, porque el simple hecho de hacer un comentario sin conocer a la persona para mí es peor que hacerse una operación.
–¿Cuáles cambios ha experimentado desde que anunció el compromiso?
Vacilo con mis compañeros (del programa) de que ya soy una señora, me siento diferente, ya cambié el chip de adolescente y ahora siento que estamos construyendo algo muy serio. Esperé 30 años para esto y es el momento en que me centre en mí y en esta familia, soy más madura, peleo menos y simplifico las cosas.
–¿Han hablado de hijos?
Ya hemos hablado de hijos, yo hasta ahorita nunca había querido, pero eso cambió y hasta nombres les tenemos, así que si es mujer se llamará Sofía y si es varón se llamará como el papá. Pero tiene que ser cuando Dios quiera y cuando nos sintamos preparados. Creo que él ya tiene la edad indicada para ser papá, y a mí me falta por lo menos un añito, pero será cuando Dios quiera y espero tener dos hijos.
–¿Quedaron atrás las fotos sensuales en redes?
Yo creo que desde que entré a De boca en boca entendí que por ahí no era la cosa. Si me arrepiento de haber hecho ciertas fotos, pero nunca me voy a avergonzar porque es parte de madurar. Estudiar, instruirme, leer ahora son la prioridad para mí y ya no en pensar en hacer fotos sensuales, porque ahora quiero ser sexy solo para él.
–¿Qué piensa él de todo esto?
Él me da libertad en todo, conoce mi pasado, mis errores y mis aciertos y desde un principio me dijo que no me quería cambiar, pero así como yo espero de él muchas cosas, él va esperar otras de mí. La época de chiquilla ya pasó y lo disfruté mucho, pero ya quedó atrás.