La querida modelo Johanna García tiene cinco meses de estar viviendo en Texas y por primera vez agradeció estar en Estados Unidos y no en Costa Rica, porque ahí sí pudo disfrutar de la totalidad del eclipse solar.
Sin embargo, confesó que le hubiese gustado vivirlo con mucha más algarabía como se hubiese hecho en Tiquicia, pues los ticos le ponen más emoción a eventos así de históricos.
Para ella, los gringos estaban más bien con miedo por las teorías conspirativas que circularon en los últimos días y por eso siente que le faltó ese sabor de fiesta y alegría que hubiese experimentado si estuviera en nuestro suelo.
“Si hubiera sido en Costa Rica todo el mundo saca la parrilla”, dijo entre risas.
Por ser un evento tan especial, le dio permiso a su hija de faltar a clases, aunque contó que ella sí estaba con algo de miedo.
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Joha explicó que desde que se levantó, el cielo estaba bastante nublado y hasta casi con neblina, por lo que creyó que se iban a quedar con las ganas de verlo.
Para ese momento, sus vecinos brillaban por su ausencia porque no había una sola alma en las afueras de su vecindario, ubicado en Austin.
En su zona el eclipse se iba a apreciar en su totalidad a eso de las 1:30 p.m. (hora local) y, según contó, minutos antes de que iniciara, a eso del mediodía, todavía seguía nublado.
Según dijo, no fue hasta el momento de la totalidad del eclipse que en su vecindario el ambiente cambió y ya empezaron a salir algunos de sus casas.
La oscuridad duró cerca de tres minutos y finalmente sus vecinos empezaron a aplaudir, gritar de la alegría y hasta se escucharon algunas bombetas estallar.
“Yo salí y le dije a mi hija: ‘Paulita, ¿cómo no hay nadie afuera?, solo nosotras con los anteojillos’. De verdad muy raro, uno se emociona todo (con eventos así). Le mandé un video a un amigo y me dice: ‘Nombres, yo tuviera parrilla ahí afuera y todo, haciendo carnita, con música y todo’, pero aquí vieras que no, son como apagaditos”, mencionó.
Gringos asustados
Johanna mencionó que observar el eclipse de sol en su totalidad y ver cómo se oscurecía el cielo fue realmente “maravilloso” y que dicho espectáculo le puso “la piel de gallina”.
“Fue chivísima, una experiencia maravillosa. De verdad que es de esas experiencias que se le pone a uno la piel chinita y hasta dan ganas de llorar de ver cómo es esa grandeza. Amanecimos con expectativas porque aquí en Texas el clima es medio loquillo, un día es soleado, otro muy frío, otro día llueve y hoy amaneció todo nublado, entonces yo dije: ‘Vamos a ver’, como al mediodía metí las perritas porque esa era una de las recomendaciones, meter los animalitos a la casa, y ya después de ahí con los lentes que habíamos comprado y mi hija no quiso ir hoy a la escuela, entonces se quedó conmigo y empezamos a salir y no había absolutamente nadie en la calle”, dijo sorprendida.
Después de que pasó el eclipse, el clima siguió como en la mañana y todos se metieron de nuevo para su casa sin ponerse a comentar entre ellos el histórico momento que vivieron.
La costarricense cree que los gringos estaban con bastante recelo porque desde hace unos días venían anunciando que lo mejor era resguardar a los animales al momento del fenómeno porque podía cambiarles su temperamento y que, tal vez por eso, no los sintió tan emocionados como ella imaginaba que sería.
“Acá habían dicho que los animales se volvían locos. Pienso que más que todo refiriéndose al ganado que hay acá, acá hay muchas ovejas, caballos, venados, vacas, pero hasta el momento no ha salido nada raro. Ojalá que no salga nada porque qué susto”, mencionó entre risas.
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También contó que varios comercios y restaurantes cerraron todo el día y que en la calle casi no habían vehículos, pues muchos decidieron quedarse encerrados en la casa.
“Aquí sí lo esperaron mucho y en Texas en la mayoría del estado se iba a ver bien, pero como cambia tanto el clima en unas partes sí iba a estar completamente despejado, entonces muchas gente vino de otros estados; sin embargo, muchos de acá se quedaron en la casa porque mi esposo se fue al trabajo y regresó rapidísimo”, contó.