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Michael Bleak no siente que hubo nada heróico en su reacción del sábado de meterse a la arena de toros de Palmares a salvar a un montador que, en una jugada, quedó guindando del toro, exponiéndose a lo peor.
No lo ve así porque, primero, dice que solo fue uno más del grupo que se tiró al ruedo a socorrer a Andrey Salazar, el montador del grupo Los Cañeros que vivió segundos de angustia sobre el toro El Chapulín; y segundo, porque era lo que correspondía.
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Como él es el director taurino de canal 7, a los ganaderos, montadores e improvisados que participan en las corridas de Teletica los ve como sus hijos, y los cuida como tal.
“Ningún papá va a dejar que nadie le haga daño a su chiquito”, afirmó Bleak a La Teja.
Si bien fue su nombre el que sobresalió en la acongojante situación que se vivió en la segunda fecha del Verano Toreado, el ganadero extiende esos honores a todos los demás que, como él, se expusieron para salvar a Andrey.
Sobre ese inusual momento del sábado, Bleak habló este lunes con La Teja. Durante la conversación, el empresario taurino explicó que lo que pasó se llama guindada y que el caso del sábado solo pasa una vez en mil montas.
-¿En qué momento decidió salir a ayudar al montador?
Estaba en el toril viendo la jugada tanto en directo como con un tele a la par que es mi monitor. Veo que el hombre comienza a guindarse y pensaba que se iba a zafar, comienzo a ver a todos los compañeros improvisados que empiezan a ayudar y nada. Cuando vi eso, me di el chance de salir del toril, me tiré al callejón de la caballeriza, me abren el portón y como he visto tantos accidentes y ejemplos, ya más o menos uno sabe qué puede hacer y pensar el toro y cómo se puede mover y sabe que ahí lo importante es agarrar al montador, levantarlo y tirarlo al lado contrario del toro.
-Mucha gente vio eso como un acto heróico de su parte…
En situaciones así, lo menos importante es eso. Para todos los que estuvimos ahí lo único importante era mandar al montador al lado contrario y salir de la situación lo antes posible, por el bien del montador, principalmente, y por el bien del toro. Cuando llegué a agarrar al montador fue con el apoyo de Moyita, Tigre, Liberiano y un montón más que estuvieron ahí en ese momento y ninguno lo hizo para buscar aplausos, ni fama; simplemente se hizo y gracias a Dios todo salió bien.
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-Pero sí hay un reconocimiento del público a eso que hizo, ¿lo percibe?
Sí, pero creo que más que todo la gente empieza a entender y caer en cuenta de que eso que decimos de que el gremio es una familia, es una realidad. Yo soy el director taurino de canal 7 y a esos muchachos los veo como mis chiquitos, como mis hijos. Ningún papá va a dejar que nadie le haga daño a su chiquito, aunque hay que ser estricto a veces, pero a la hora de los balazos tienen que pasar primero por encima de mí antes de que los toquen a ellos.
-¿Cuál era su mayor miedo con lo que ocurría?
Ahí lo peor que puede pasar es que el montador se canse y deje de pelear. Si ese montador llega a cansarse y se deja perder, el toro le puede majar la cabeza, el pecho, la espalda; esa es la parte peligrosa y es lo que uno quiere evitar a toda costa, a pesar de que el montador usa chaleco y usa casco, obligatoriamente.
-¿El toro era suyo?
No. El Chapulín es de la ganadería El Solar que es de Turrialba, de don Olger Solano y su familia, quienes son personas muy apegadas a Dios y que en ese momento lo único que querían, estoy seguro, era que el montador saliera bien librado de la situación.
-¿Había intervenido antes en una situación similar?
En tele no, pero en mi empresa personal sí, más de una vez nos han pasado guindadas similares y me ha tocado meterme el micrófono a la bolsa y tirarme como uno más a salvar al montador caído; pero en tele fue la primera vez. Yo tengo 41 años, trabajo desde hace 14 en Teletica, pero ando en esto de toros desde los dos años, entonces sí, son cosas que ya había vivido pero en otros escenarios.
-¿A qué se expuso usted y el resto que socorrieron al montador?
Tigre (Jeison Granados), quien fue de los primeros que le cae a la cabeza del toro, salió con un hueco en la mejilla por una cornada que le dio el toro con el cacho, gracias a Dios está bien; pero entonces nos expusimos a un cachazo, a una cornada que te puede golpear las costillas, a una patada que te puede quebrar la pierna o una costilla o a que el toro te enganche de una pierna, te tire de cabeza y te deje inconsciente. También por haber tanta gente y todos queriendo ayudar, nos podemos tropezar entre nosotros y caer y ahí hasta nos podemos llevar un pisotón. El asunto ahí es que el montador va con todos los implementos de seguridad, pero nosotros no.
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-¿Usted se llevó algún golpe?
No, no, nada; absolutamente nada me pasó.
-¿Habló con el montador después?
Hablamos dos minutos después de lo que pasó, detrás del toril, donde estaba trabajando. Nos dimos un abrazo y me confirmó que estaba bien. Me dio una risa porque me dijo que él sabía que era yo quien lo estaba ayudando porque vio mis botas. Lo que sí me conmovió fue que familiares de él me mandaron unos mensajes por Instagram agradeciéndome por haber cuidado al chiquito; es ahí donde vuelvo y repito que este gremio es una familia y entre todos nos cuidamos.
