“Me cuesta mucho hablar con mi novio, no porque yo tenga problemas para hablar, es porque él se molesta por todo. Él es tan difícil, solo ve el lado negativo de las cosas, ya no sé ni cómo hablar, así que poco a poco he dejado de decir las cosas que pienso”.
1. El amor requiere una comunicación libre, simple, clara, directa y productiva, que le permita sentirse bien con la otra persona y experimentar bienestar personal. Una pregunta frecuente y que tiene íntima relación con las emociones es: ¿cómo manejar todo lo que siente y que la quema por dentro?
2. Toda persona en una relación tiene derecho a expresarse y hablar abierta y claramente lo que siente, piensa y desea. Explicar el origen de lo que siente, cómo le afecta lo que vive para tener una relación genuina, honesta y sana. Hablar con libertad, respeto, empatía y apertura es de vital importancia.
3. Aprender a expresar las emociones es fundamental para explicar lo que lleva por dentro, pues muchas veces la puede atrapar en un círculo mental que tiene el rostro de la preocupación, la tensión o de la angustia, y esto la lleva a darle vueltas una y otra vez a lo mismo, a imaginar mil cosas, a dar por ciertas sus conclusiones, sin antes verificar los hechos, crea escenarios que la afectan de múltiples maneras en la expresión emocional.
4. Una persona que se permite una sana expresión de las emociones puede tomar el control de sus emociones, en la medida que es capaz de sacarlas y ponerlas al frente de los demás. Esto es el primer paso para abrir posibilidades de solución. Por tanto, la otra persona debe ayudar desde una sana escucha, sin reacciones desproporcionadas, escuchando con prudencia, bajo el principio de que la intención de lo expresado es entenderse, negociar, crecer y plantear una vida sana.
5. Hablar es un proceso liberador que permite conectarse con el origen de las emociones y debe convertirla en protagonista de la búsqueda de soluciones. Esta premisa debe ser asumida por ambas partes para que la vida se torne cada vez más estable, real y duradera.