“Tengo una hija de 18 años que tuvo un bebé a los 17 y mi papel fue apoyarla para que siguiera estudiando, pero dejó el colegio y no quiere estudiar. He tenido que hacerle frente a muchos temas del bebé y ahora está embarazada de nuevo. Le dije que no iba a asumir esa responsabilidad y se fue a vivir con el papá, que le paga todo y la mantiene. No sé si actúe mal”.
1. Una madre o un padre adolescente requieren del apoyo familiar, para que puedan seguir estudiando y desarrollando herramientas técnicas o profesionales que les permitan enfrentar la vida de la mejor manera. Apoyarlos en el cuido y en el estudio son los pilares fundamentales de la estabilidad en su proyecto de vida, así como brindar apoyos emocionales.
2. Estos procesos de apoyo, no significa que tenga que establecer patrones permisivos, cada familia, de acuerdo a cada caso establecerá límites, acuerdos y responsabilidades porque apoyar no significa asumir las responsabilidades que les corresponden a ellos. Es un proceso que se construye a partir del diálogo, definiendo muy bien las cuotas de responsabilidad de cada uno.
3. Si a partir de la circunstancia que está enfrentando, estableció límites, que llevan a su hija establecer responsabilidades, y ella no está de acuerdo y decidió irse a vivir con el papá, no piense si tomó una buena o una mala decisión, piense cómo se siente con esta decisión, porque usted como madre y abuela tiene derecho a establecer límites y si su hija no está de acuerdo y se fue, no es el resultado de los límites, es el resultado de una decisión que ella tomó.
4. Lo ideal es que, aunque sean padres separados, fijen líneas de acuerdos, no para aplicar consecuencias como tal, sino para que su hija tenga un cuerpo normativo estable, pero pareciera que este no es su caso.
5. A partir de esta experiencia asuma los límites y los alcances de su rol de abuela y madre, con el objetivo de que pueda sentirse con libertad de conciencia. Los límites siempre forman, no debe perder esto de vista.