“Me gusta mucho un muchacho, pero no lo quiero. Él me agrada, la pasamos muy bien, hablamos, salimos, tenemos sexo y le he dicho que me siento cómoda, pero no lo amo, ya que no quiero una relación de pareja en este momento y porque nosotros tenemos una relación de entretenimiento, pero él no lo entiende y me pasa haciendo reclamos, por lo que no sé qué hacer”.
1. Este tipo de relaciones con mucha frecuencia pueden generar conflictos, precisamente porque al incrementarse la frecuencia de contacto y tener una estructura de actividad sexual se crean expectativas emocionales.
2. Usted ha sido clara que su relación es un acuerdo de entretenimiento e interacción sexual, orientado al disfrute como único eje de motivación, pero si alguno de los dos tiene otras expectativas y la otra persona no está dispuesta modificar sus intereses, entonces, se vuelve una relación cuya frecuencia es incompatible y, por tanto, deja de tener sentido.
3. Hay personas que se desgastan por años en este tipo de relaciones tratando de explicarle a la otra persona que lo que necesitan es disposición sexual y apertura al entretenimiento. En su caso, usted tiene muy claro lo que quiere, así que sea clara, firme, coherente y consistente. Usted quiere entretenimiento, pero él quiere una relación y si es incompatible con lo que usted desea, entonces le toca tomar decisiones. Este no es el momento para perpetuar y mantener una relación que poco a poco empieza a complicarse debido a las expectativas afectivas. Esto es un tema que ustedes deben decidir.
4. Establecer los límites, desarrollar coherencia y ser personas claras y abiertamente conscientes con las decisiones que están tomando, les permitirá trazar un norte, pero cuando todo se maneja desde la contradicción y la ambigüedad es cuando los problemas se agudizan. Tomen conciencia de este proceso y analicen la toma de decisiones.