El martes anterior, en el programa Sin Peláez en la lengua, de TD Más, el humorista Gustavo Peláez tuvo de invitadas a su madre, doña Marta Sierra y a la mamá de sus músicos, Los Chillax (Diego-David), doña Rosa Murillo, como parte de un especial por el Día de las Madres.
La entrevista de ambas estuvo bastante entretenida, en especial por la personalidad de doña Rosa, esposa de Germán Valverde, más conocido como Maromero, quien resultó ser muy simpática y alegre.
Pero resulta que casi al finalizar el programa, Peláez les preguntó qué fue lo más difícil que pasaron como madres, pero jamás se esperó la respuesta que le daría “la maromera”, como le pasó diciendo.
Desde que los músicos están con él en este programa, el presentador se ha dedicado a llamar a David como “el depravado”, “el degenerado” y otra sarta de calificativos humillantes por su aspecto físico y la forma en que se corta el cabello (tiene todo el lado izquierdo rapado). Pues resulta que la mamá sacó pecho por su hijo, se la dejó ir y se la aplicó en vivo.
“De ahora en adelante su respeto le ha de tener”, le dijo antes de contar que su hijo es un milagro de Dios.
Doña Rosa le explicó que a los 11 años a David le dio una trombosis cerebral que lo dejó sin hablar ni caminar, que tuvo que ser sometido a cinco neurocirugías y que estuvo 62 días en cuidados intensivos.
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Luego de pasar por días tan duros y que Dios les concediera el milagro de sanarlo, dentro de la familia de “Maromero” a David lo llaman, en plan vacilón, “milagrito”. Además, explicó que usa el cabello así porque en la parte izquierda de la cabeza no le crece tanto el pelo por las operaciones que le hicieron.
"Desde ahí, David es el reflejo de que todas las cosas van a salir bien. Ahora le vas a decir Davidcito, verdad", le dijo doña Rosa a Peláez.
Esperemos que la lección que le dio la señora al colombiano le sirva para que deje de humillar a las personas de esa manera, aunque él siempre diga que lo hace por vacilar.
Además, quedó más que claro que no se toma ni el tiempo de conocer a sus compañeros de trabajo, pues él mismo reconoció que no sabía esa historia y que ya comprendía por qué se corta el cabello así.
Como dicen, para hablar y comer pescado, hay que tener mucho cuidado.
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