Lynda Díaz encaró los comentarios y las críticas de la gente que la consideran no tan buena madre y que la señalan por “desatender” a su hija Nicole “Coco” Roper Díaz, quien está muy mal de salud.
En una sorpresiva transmisión en vivo que hizo este martes por Instagram, la exmodelo y empresaria salió al paso de todo eso que dicen y se sinceró para hablar de lo difíciles que han sido los últimos tres años para ella y su familia.
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La expresentadora de canal 7 estaba con muchos sentimientos encontrados ya que este 15 de agosto fue a dejar a sus gemelos Gary y Tiffany Austin a la universidad, lo que significa que ya ninguno de sus cuatro hijos viven con ella.
“Como mamá, me duele en el corazón el ver a mi hija enferma y verla sufrir; sin embargo, la comunicación que tenemos Nicole y yo es a diario, siempre estamos conectadas, juntas y unidas. El hecho de que ella vaya al hospital y yo no esté no significa otra cosa más allá de que no pude estar”, mencionó en la transmisión, que solo se pudo ver en vivo.
“Llevamos en esto más de tres años (la enfermedad de Coco) y es imposible que cada vez que Nicole llegue al hospital toda la familia se monte en un avión y se vaya a atenderla”, agregó.
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Coco Roper vive en Texas y el resto de su familia, en Miami.
Se enfermó
Lynda explicó que debido a las condiciones de salud de Coco, desde hace un tiempo ella y su hija Linda Liz, se dividen para viajar a atenderla, y que en ocasiones hay amigos que se ofrecen ayudarles.
Según contó Lynda, esa fue la manera en que acordaron a lo interno de la familia atender este duro diagnóstico de cáncer cervical de su hija.
También, la familia se organizó de esa manera porque la situación de Coco le empezó a pasar factura a la salud de Lynda Díaz desde el inicio.
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Ataques de gastritis, alopecia o pérdida del cabello y un raro sarpullido en el cuerpo que empeoró cuando la vacunaron contra el covid-19 fueron parte de las afectaciones que comenzó a tener Díaz meses después del diagnóstico de Coco.
“A veces el ser humano quiere ser tan fuerte que cuando el cuerpo empieza a darle llamados, porque era mi cuerpo diciéndome: ‘Lynda, bájele dos rayas’; porque no puedo físicamente estar en todos lados al mismo tiempo”, agregó.
Ahora está mejor, confirmó ella, pero siempre con el Jesús en la boca pidiéndole por la salud de su hija.
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