El periodista Luis Carlos Monge lleva poco más de un año de pasarla ¡A Cachete!, desde la sala de su casa.
El comunicador y presentador del programa que se transmite los viernes a las 6 p. m., por Multimedios, ha logrado convertir ese espacio de su choza en todo un estudio de televisión y al cual llegan caras muy reconocidas del medio nacional.
Por la puerta de su vivienda, ubicada en La Florida de Tibás, han pasado personajes como Édgar Silva, Gabriela Jiménez, Verónica González, Mauricio Hoffman, Cristiana Nassar, David Patey, Mauricio Montero y Greivin Moya, entre otro montón, quienes en muchas ocasiones se sorprenden al ver que es una casa común y corriente y no un estudio.
Luego de la sorpresa inicial, rapidito se toman un cafecito y empiezan a vacilar con Luis.
Según Monge, el espacio se ha ido modificando con el paso del tiempo, ya que comenzó tapando la mesa de la sala (la cual se terminó quebrando) con el rótulo de ¡A Cachete!, usando los banquitos del desayunador y los sillones de doña Ana Picado (su mamá) para acomodar a los invitados y tratando de meterle vida a la locación con adornos y cuadros.
El periodista asegura que hacer el programa desde su choza nunca fue la idea, pero con la pandemia y los martillazos que pegó el Gobierno, el año anterior, tuvo que modificar el plan, por lo que solo una grabación la hizo en La Cantina del Reportero, en Santo Domingo.
“La idea era hacer una temporada de unos doce programas y luego seguir, no se pensaba hacer en mi casa, pero como cerraron todo, tuvimos que hacerlo aquí. Inicié en un barcito que tenía en la casa, luego presenté la idea a Multimedios y otra vez pegaron el martillazo, así que tenía dos opciones, echarme a morir o hacerlo desde mi choza y entonces le propuse a Douglas Sánchez hacerlo desde aquí y desde entonces no ha parado, ya vamos por más de un año”, comentó.
Luis cuenta que al principio se comió una gran bronca con su mamá, pues no es nada fácil asimilar que de un pronto a otro, su sala se convierta en un set de televisión, con gente extraña llegando cada semana.
“Ha sido un sube y baja de emociones que va desde: ‘váyase de mi casa’ hasta colgar en las paredes las notas que han salido de mí en La Teja; como toda mamá, apoya y quiere lo mejor, aunque a veces no le hagan gracia muchas cosas porque conforme el programa iba tomando forma, la sala iba dejando de parecer sala”, dijo, entre risas.
El comunicador también hacía sus grabaciones de la sección Perro de Traba en esa locación, por lo que sentarse a ver tele o relajarse ahí ahora es imposible.
“Con esto del covid ella se guarda, a veces sale a saludar a alguno de los invitados, pero siempre me ha apoyado y respetado en lo que me gusta. A veces más bien me ayuda con la decoración aunque se haya quedado sin sala”, dijo.
Un pacho.
El hecho de que la grabación del programa la haga desde su hogar también ha llamado la atención de muchos de sus invitados, quienes lo han tomado con humor.
Uno que no perdió oportunidad para bromear con eso fue Mauricio “Chunche” Montero, que cuando participó estuvo diciendo que estaban dentro de una choza.
“Ha pasado de todo, gente como Shirley Álvarez que llegó pensando que era en los estudios de Multimedios en Tibás; Chunche que más bien me agarró de pato porque decía que eso parecía la casa de Batman, que no apretaba un botón y salía mi mamá, tocaba otro y salía el perro de traba y otro con el gimnasio que yo tengo atrás. La mayoría de gente que viene lo entiende porque es un set de tele, pero en mi casa, ellos más bien se relajan y dicen cosas que no dirían en cualquier lado porque están en una casa con compas”, señaló.
Otro pacho fue cuando llegó Mauricio Hoffman, quien tiene un carro bastante grande y para meterlo al parqueo de la casa, el periodista tuvo que sacar los dos que regularmente tiene ahí para hacerle espacio.
“Casi que no cabía en mi casa es un tráiler lo que tiene”, recordó.
Luis Carlos lleva un par de amigos que le ayudan con la logística y para hacer bulla, así que a los que han visto el programa, sin duda los habrá escuchado.
“Son dos o tres lo máximo, pero pareciera que son 150 personas por la bulla que hacen”, agregó.
También cuenta con la ayuda de Karel Hernández, músico no vidente que es el que le da el sabor al programa.
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