Desde que estaba chiquitillo, el cantante nacional Esteban Lizano, mejor conocido como Luaga, andaba en cuanto baile había, matando fiebre y queriendo demostrar su talento.
Esa vena artística le nació gracias a la influencia de quien fuera su padrastro, el conocido locutor Jorge González, quien falleció por un cáncer en el 2006.
Antes de la lamentable muerte de Jorgito, el animador supo cómo dejar un legado en Esteban, quien lo recuerda con gran cariño.
“Muchos de mis valores me los enseñaron Jorge, mi madre y mi papá. De Jorge recuerdo solo cosas buenas, jugábamos mucho PlayStation, íbamos mucho a piscinas, hasta a los eventos que tenía. Me acuerdo cuando ganó el primer millón en un evento, después nos fuimos a celebrar a Denny’s”, comentó.
Rónald González, entrenador de la Sele y hermano de Jorge, también se ha portado como un grande con la familia de Luaga, es especial con sus sobrinas Tiffany y Kianny.
“Él (Rónald) nos ha apoyado económicamente, le da a mi mamá para los diarios, para comprarle las merienditas a mis hermanas y ahí sigue unido a nosotros, Jorge no ha muerto en nuestra familia”, agregó.
Actualmente, el artista promociona su nuevo material. La primera pieza de Luaga fue “A solas”, luego colaboró con el Dj Ale Mora en el tema “Toa” y hace unas semanas lanzó “Nada malo”, la cual está sonando fuerte.
“Busco romper la violencia con este tema, que las mujeres se empoderen y no se dejen que les hagan maltratos, en el video a la chica la matan, pero yo quiero tocar el corazón de las personas para que no haya más violencia”, explicó.
Su sueño es representar con su música al país en el todo el mundo y llegar los niveles de Maluma y J Balvin. A este último desea traerlo a surfear.
“Todavía no ha salido un artista que nos represente en el género urbano y eso es lo que busco yo, con mis letras limpias y frescas poder engrandecer a la mujer y al país. Quiero que me recuerden por los mensajes que di y la buena vibra que tengo”.
Su música es positiva y cuenta que desde que sufrió un accidente de tránsito, hace unos años, entendió el camino que tenía que seguir.
“Tuve un accidente en el que pude haber muerto, de hecho pasé tres meses con dolor de cabeza y seis viendo doble. Desde ahí supe que tenía que ser luz para las demás personas, me dio una segunda oportunidad y por eso yo pienso en impactar de manera positiva en la gente”.