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Aunque lo intentó esquivar más de una vez, Krystel Byers no pudo evitar que llegara el momento en que tomaría la decisión más difícil y dolorosa de su vida.
La exbailarina de A todo dar le huyó a ese día durante los últimos dos años, luego de que su esposo, el estadounidense Adam Silverstein, recibió un duro diagnóstico médico.
Byers temía que por la enfermedad de su marido se tuvieran que ir del país en busca de otras opciones de tratamiento y lo que implicaría eso le terminó de robar la paz.
El martes pasado, en un conmovedor video, la exmodelo contó que, junto con su esposo y su hijo de 11 años, se va de Costa Rica y entre lágrimas pidió ayuda para encontrarle casa a sus seis perritos y nueve gatitos.
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Krystel tiene todos esos peluditos porque desde que salió de la tele y se fue a vivir a la playa se dedicó al rescate animal, y esos perros y gatos son los que se han ido quedando con ella a lo largo del tiempo, convirtiéndose en parte de la familia.
La Teja conversó con Krys este jueves y bastante más tranquila nos habló de lo duro que ha sido para la familia todo este tiempo debido al padecimiento de su esposo –del que no entró en detalles– y a la desgarradora decisión de deshacerse de sus chineados.
Dos años de muchas dificultades
“Mi esposo tiene dos años de estar enfermo y muchas cosas se han ido juntando y ya tener que llegar a esta decisión es porque, de verdad, no tengo más opciones. Hace un mes dije que íbamos a tener que poner a los animalitos en adopción”, refirió.
Ese era el peor escenario que se había imaginado cuando supo de la condición médica de su marido.
“Cuando uno planea algo, bueno, al menos yo, pienso en el peor escenario de lo que puede pasar y lo último era tener que regalar a los perritos y a los gatitos, tener que irnos a otro país, vender la casa, vender el carro y, por más que traté de esquivar todo ese camino e irme por otro lado, llegó el día del peor momento de mi vida y tenía que pasar y tengo que aprender a soltar”, agregó con resignación.
Decirle adiós a sus animalitos fue el último gran golpe que le dio la vida en los últimos 24 meses. Antes estuvieron la enfermedad de su marido, regresar a vivir a la ciudad y en medio de eso, situaciones con su salud debido a lo mismo.
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“A raíz de que mi esposo enfermara y de mudarnos a San José, me fui enfermando. He estado superenferma de las hormonas, pero todo es el poder de uno, porque si uno quiere ver la luz, encuentra la salida y acepta lo que está pasando, todo cambia. Me costó un año y resto empezar a sanar mi problema de hormonas, volver a subir de peso. Leí muchos comentarios de la gente por cómo estaba (físicamente) y, diay sí, me pasó un tren por encima en los últimos dos años y me sigue pasando, pero ahí vamos, paso a paso”, destacó Krys, de 43 años.
Todas esas cosas que dicen de su apariencia ya no le importan. “Esa gente no aporta nada a mi vida. Simplemente ignoro eso que dicen, ahora cuando veo un comentario así no siento ninguna emoción, no me enoja, no me molesta. Hay problemas más grandes comparados con que alguien te diga que estás hecha leña”, subrayó.
Una prueba de desprendimiento
Antes de echarse a morir por lo que digan de ella, prefiere reflexionar en que todo lo que está enfrentando es una prueba para aprender a soltar y a desprenderse.
“Yo ya no tengo nada. Ha sido una lección de desprendimiento importante”, comentó al confirmar que ya vendieron la casa, el carro y todo lo que tenían.
Ahora está en proceso de dar en adopción a sus peluditos que, dichosamente, muchísima gente le ha expresado el interés en querer a alguno de ellos.
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Según Krystel, tres de los nueve gatitos ya tienen hogar y ya varias familias han alzado la mano para los perritos. La selección de los nuevos dueños es algo que está haciendo con sumo cuidado, pues quiere que sus peluditos sigan siendo tan felices como lo fueron con ella.
“No es fácil (encontrarles familia a los animalitos). Yo pasaba hasta un año con el mismo perrito o gatito sin adoptar, entonces que tuviera tanta respuesta de tantas personas en tan poco tiempo, para mí es un milagro de Dios”, comentó.
Byers sí confirmó que se lleva algunos animalitos con ellos: el perro y los dos gatos de su hijo y muy posiblemente a la gatita de ella, que tiene una condición especial, por la que duda que alguien la adopte.
¿Y de su esposo?
Del proceso de su esposo y que motivó el gran cambio que enfrenta la familia, fue muy poco lo que dijo.
“Él quiere mantener sus cosas en privado y hay que respetarlo, más bien siento que en el ‘live’ dije mucho, pero me nació; pero él quiere mantener sus cositas en privado todavía, vamos a ver qué pasa”, fue lo único que manifestó sobre ese tema.
En el en vivo de Instagram, Byers mencionó que se iban a Estados Unidos por tiempo indefinido en busca de “asistencia médica” para Adam quien “está sumamente enfermo”.
Sí nos confirmó que se van a vivir a Florida (su esposo es de Nueva York) y que será la primera vez que viva en Estados Unidos, a pesar de que es hija de un estadounidense y de que su esposo es gringo.
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“El cambio drástico hace un tiempo fue venirnos a vivir a la ciudad y ahora es un cambio de país. A mí en Estados Unidos nunca me llamó la atención vivir, yo siempre con mi playa, con mi naturaleza y mis animalitos, por eso todo es tan fuerte, porque son muchas cosas juntas, pero no todo en la vida es color de rosa, estas son pruebas que el Creador, el Universo, Dios… como quieran llamarle, le pone a uno, y hay que aceptar y seguir adelante”, finalizó.
