Una limonense no se quedó con los brazos cruzados e hizo su agosto en pleno inicio del año, instalando una especie de salón de belleza al aire libre para “entonar” a las mujeres a la moda para el Festival Picnic de este sábado.
La avispada muchacha se llama Angélica Hernández, quien llegó con silla, espejo y hasta un catálogo de peinados, y se instaló en una acera cercana a la entrada del centro de eventos Pedregal, en Belén de Heredia, para ofrecer los servicios de maquillaje y peinado.
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Hernández se ubicó bajo una sombra desde las 10:30 de la mañana y en las verjas de una casa pegó el cartel donde promocionó el particular servicio, al que muchas mujeres no se resistieron.
Peinados con accesorios y maquillaje con muchos brillos y pedrería fueron los servicios que ofreció la muchacha a precios que iban desde los tres hasta los siete rojitos y medio.
“Normalmente hago estos trabajos agendados, pero quise aprovechar también esta opción y venir un ratito aquí, por aquello de las carreras de último momento”, contó la joven a La Teja.
Ella comentó que tiene un emprendimiento que se llama Beauty Ei y fue con ese negocito con el antojó a más de una a maquillarse y peinarse con la mejor de las modas.
“Es la primera vez que vengo a Picnic ofreciendo este servicio. Llegué como a las 10:30 de la mañana y había poquitas personas, pero conforme avanzaron las horas la gente llegó más y varias personas han solicitado el servicio”, mencionó.
La estilista dijo que lo que más piden las mujeres es que les haga trenzas con todo el cabello recogido, las trenzas boxeadoras con accesorios y maquillaje con mucho brillo y escarcha.
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“En estos eventos se usan muchos brillos, trenzas con piedritas y lo vi como una oportunidad. Es muy probable que la próxima semana también venga”, dijo la joven, quien tiene la idea de sacarle el jugo al Festival Picnic en sus dos fechas (la otra es el sábado 17 de febrero, también en Pedregal).
Sobre la logística de hacer ese tipo de trabajos en un lugar tan inusual, dijo que se acomodó a las condiciones que había cuando llegó y que aunque quiso estar mucho más cerca de la entrada, “sacrificó” la distancia a cambio de la sombrita donde se ubicó.