Álvaro Mangino, sobreviviente de la tragedia de los Andes, murió a los 71 años este 29 de marzo tras sufrir una neumonía. Justo dos días antes de su cumpleaños.
“Así te recordaremos siempre. Que descanses en paz. Te queremos hoy y siempre”, escribió su familia en una foto donde Mangino sale con su esposa, Margarita Arocena, con quien tuvo cuatro hijos.
Según la Revista Hola, de los 16 supervivientes de la tragedia de los Andes, quedan 13 vivos.
Cuando sucedió la fatalidad de los Andes, en 1972, Álvaro tenía 19 años, día en que le quedó marcado a él y a sus compañeros, ya que fue cuando el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, se estrelló en el corazón de los Andes.
En el libro La sociedad de la Nieve, de Pablo Vierci, se recuerda cómo Roberto Canessa hizo una maniobra porque a raíz del impacto rompió la pierna izquierda.
El accidente condicionó su día a día durante los más de dos meses que estuvieron en la montaña.
“Tuve que vivir arrastrándome”, detalló en su momento, y esta realidad fue clave en la supervivencia del grupo como tal.
Mangino había contado que para sobrevivir en la montaña cada noche pensaba en su novia, Margarita, y hablaba con ella en su mente.
“No sé por qué, pero el día antes del viaje intercambiamos unas cadenas. Ella se quedó con la mía y yo con la suya que tenía un crucifijo de plata. Todas las noches me aferraba a ese crucifijo”, confesó en su momento.
Según esta revista, el superviviente fue en diez ocasiones al lugar del accidente, con el fin de recordar la fatalidad de aquel momento.
LEA MÁS: Uno de los protagonistas de “La sociedad de la nieve” llena de orgullo al cine costarricense
Su deceso ha dejado un gran vacío entre sus compañeros de batalla y en el director de la cinta, misma que ha sido ganadora de 12 premios Goya.
“Nos dejó Álvaro Mangino, uno de los supervivientes del accidente de los Andes en 1972. En el impacto, se fracturó la pierna y pasó 72 días arrastrándose por la nieve. Sin embargo, a pesar de su discapacidad, será recordado por su inquebrantable espíritu y por no haber dejado nunca de trabajar en la montaña, fundiendo nieve constantemente para abastecer de agua a sus compañeros. Cada día recordaba a su novia, Margarita, con quien compartió su vida y quien lo acompañó hasta el final. Cuando rodamos La sociedad de la nieve, fue siempre generoso y su ayuda fue fundamental para el éxito de la película. Me siento afortunado de haber conocido a Álvaro”, escribió José Antonio Bayona, director del filme.