Los Juegos Olímpicos de Tokio eran vistos como una oportunidad de oro para los fabricantes japoneses de preservativos, que añoraban ver un flujo excepcional de visitantes extranjeros a quienes esperaban distribuir miles de sus innovadores condones.
Pero su entusiasmo se convirtió en decepción a causa de la pandemia y las drásticas restricciones impuestas al evento, al que no podrán acudir espectadores del exterior, por decisión de los organizadores.
Además, su proyecto de mostrar al mundo sus preservativos ultrafinos (0,01 mm) al distribuirlos entre los deportistas olímpicos, también se quedó corto.
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En cada edición olímpica desde los juegos de Seúl de 1988, se ofrecen preservativos masivamente a los deportistas participantes para promover la lucha contra enfermedades sexualmente transmisibles, como el sida.
Si bien los organizadores de Tokio-2020 aún esperan repartir 160.000 preservativos entre los atletas, las reglas estrictas de distanciamiento por el coronavirus serán un auténtico mata pasiones.
“Frente a un contexto sanitario aún difícil, no logro comprender por qué se mantiene esta distribución gratuita de profilácticos”, tuiteó el escalador japonés Ken Noguchi.
“Los preservativos distribuidos no serán para uso en la villa olímpica sino destinados a ser llevados por los deportistas a sus países respectivos una vez concluidas las justas”, explicó la organización de los Juegos.
Los nuevos condones fabricados con poliuretano, una innovación japonesa, serán excluidos de esta operación en favor de los preservativos tradicionales de látex, según la asociación japonesa de industriales del sector.
Algunos años atrás, el mayor fabricante japonés de preservativos, Sagami Rubber Industries, aumentó fuertemente su capacidad de producción y abrió una planta en Malasia para responder al incremento anticipado de demanda durante y después de los Juegos.