La actriz Ivonne Montero sigue soltando la lengua y contó detalles del paseo que realizó con Heriberto Abarca, diputado del Partido Unidad Social Cristiana.
La actriz de novelas como “El señor de los cielos” detalló que ella y el hijo del dueño de la famosa ganadería 3X realizaron un romántico viaje a Tepoztlán, en Semana Santa de este año. Este fue el primer viaje que hicieron para convivir solos como pareja.
Para ponerlo al día, ayer La Teja publicó que la también cantante y el político se conocieron en el 2017 y desde entonces comenzaron a mantener comunicación por mensajes y llamadas.
La amistad se transformó en amor, pero Montero tiró el tapón el fin de semana pasado porque supuestamente el diputado anda hablando mal de ella con sus amigos, y ahora, ya no quiere verlo ni en pintura.
Desde el lunes La Teja le escribió a Abarca para conocer su versión, pero no hemos obtenido respuesta de su parte.
Por su parte, Ivonne sigue soltado detalles del fugaz romance.
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–¿Cuando fue que sintió que Heriberto quería algo más serio?
Fue en marzo de este año, él ya empezó a ser más insistente. Me decía: "¡Ven! Y de repente yo le decía: “¡Sí, estaría padre!” Y fue cuando ya comencé a ver esas cosas como una oportunidad para conocerlo.
–¿Qué le llamó la atención de Heriberto para darle una oportunidad de entrar en su corazón?
Hasta ese entonces fue muy caballero, respetuoso, se me hacía interesante, ya comencé a seguirlo en sus redes, empecé a ver sus debates. Se me hacía un tipo inteligente, con una próspera carrera. Y también él se jactaba de mandarme sus links para que viera su trabajo. Ya por marzo es que me cuenta que viene a México para Semana Santa a reunirse con unos diputados de este lado, y me dijo: “A ver si ahora sí nos vemos”.
–¿Cómo era el trato entre ustedes esos días?
En ese entonces ya comenzó a hablar de: “Oye mi amor, oye mi vida”. A mí de repente me resultaba raro e incómodo, pero después de un tiempito comencé a contestarle: “¡Sí, amore!” Y entonces, ya se volvió como si hubiera algo entre nosotros.
–¿Qué planes hicieron para los días que iba a estar en México?
Él me preguntó primero que a donde podíamos ir, le dije que aquí salíamos. Pero me dijo que quería hacer como un paseo. Fue cuando dije: ‘¡Ay Dios mío! ¿Cómo irá a ser esto?’ Porque prácticamente no lo conocía, pero como ya había estado muy constante y cercana la plática desde principio de año, entonces pensé que podía intentarlo.
–¿A qué llama tener una plática cercana?
Era como pareja, 'Oye mi amor,¿cómo amaneciste?, ¿descansaste?
–Al final, ¿dónde decidieron ir cuando llegó a México?
Nos fuimos cinco días a Tepoztlán y apenas fui al hotel a recogerlo, apenas subiéndonos a la camioneta, me insinuó que de fotos y de cosas así era mejor no subir. Ese fue mi primer signo de interrogación.
–¿Qué le respondió usted?
-Lo único que le dije fue: ‘No te preocupes’ Para mí también era algo de mucha incertidumbre porque no lo conocía, capaz no le aguantaba ni su presencia, ni su carácter. La verdad fue una moneda al aire.
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–¿Cómo la pasaron en Tepoztlán?
La pasamos muy padre, hablamos de mil cosas, de él, de su carrera, de su familia. Hablamos de mis cosas, de mi hija, de lo que hemos vivido con nuestras respectivas exparejas. De repente nos tomábamos fotos y él se acercaba a tres metros de distancia, yo le decía: ‘Pero acércate, no pasa nada’, andaba siempre como siempre nervioso. Además, tengo que decir que Heriberto es bien agarrado, muy agarrado. Me hizo pagar la mitad, ni de caballero me dijo: ‘Te invito’.
–¿Que otras cosas hicieron durante su estancia en México?
-Lo invité a ver una obra de teatro y el último día ya convivió con mi hija. Ya después él regresó (a Costa Rica) y ya los mensajes eran de pareja como: “Mi amor, te extraño”, “extraño tu aroma”. Ya eran mucho más íntimos. Y entonces le dije: “¿Qué vamos a hacer?”
–¿Cuál era el plan de la relación?
Me dijo: ‘Estoy impresionado con la manera en que me trataste, de que no te importó que te vieran conmigo’. Y yo por dentro decía: “¿Pero por qué me va importar?” Le dije que a nadie rindo cuentas, ni a la prensa, ni al público, ni a mi familia, ni a nadie. Soy una mujer independiente, madura, mayor, que tomo mis decisiones de acuerdo a mis creencias, a mis valores. Entonces me dice: ‘Sabes qué, voy a hacer lo mismo aquí en mi país. No me va a importar lo que opinen’. Fue cuando le dije: ¿Pero, cúal es el problema?
–Qué le respondió Heriberto?
- Me dijo: ‘Es que en mi gremio siempre hay pensamientos malos’. Le dije que mientras él fuera fiel a su corazón y a sus acciones nada debe de importarle. Eso fue lo único que le dije, sin jamás cuestionarle quién piensas que soy yo.