Cuando el exfutbolista brasileño Ronaldinho estuvo en el país quedó encantado con el ritmo y el movimiento del grupo Marfil, al que vio en vivo en el Cuartel de la Boca del Monte en San José.
Uno de los encargados de haber sacudido al exastro del Barcelona y dejarlo con tan buen sabor de boca fue el cantante Omar Gauna, quien esta semana anunció su separación de la famosa agrupación, tras 25 años de tocar con ellos.
La razón De Gauna es sencilla, quería iniciar un nuevo proyecto como solista y salir de la zona de confort que le deparó ser parte de uno de los grupos más exitosos del país durante tantos años.
Omar, de 58 años, habló con La Teja y nos contó muchas de sus anécdotas, de cómo llegó al grupo y de lo que espera de esta nueva etapa en su vida profesional.
–¿Cuándo fue su último toque con Marfil?
Fue hace como 22 días, en el Cuartel y fue un poco triste porque sabía que ahí se cerraba el ciclo y no sabía qué iba a pasar más adelante, solo Dios. Fue triste, pero por fin pude tener un fin de semana libre y disfrutar junto a mi familia, esa misma semana nos fuimos para la playa.
–¿Cómo se ha sentido después de esa decisión?
Conforme pasan los días me va dando nostalgia, pero lo compenso con la ilusión del nuevo proyecto, el cual me tiene muy contento e ilusionado.
–¿Cómo eran esas noches de lunes para usted?
Son más de 25 años tocando en el Cuartel, antes era los miércoles y ahora es cada lunes. Lo bonito es que no hay mesas, la gente va a bailar. Todas las chicas lindísimas se suben y los hombres se dan gusto viéndolas.
Yo salía de mi casa antitos de las 11 de la noche y dejaba a mi esposa dormida, iba por la calle y había pocos carros, pero cuando llegaba al Cuartel estaba llenísimo y siempre había ambiente, porque los extranjeros saben que ahí se arma la fiesta los lunes por la noche.
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–¿Recuerda cómo fue la noche que llegó Ronaldinho?
Recuerdo que él estaba en el área VIP y se mostró muy accesible aunque andaba con guardaespaldas. Podemos decir con mucho orgullo que él pidió tomarse la foto con nosotros y le dijimos que bailara, pero contestó que no sabía. Se portó superamable a pesar de que todo el mundo estaba como loco con él, ya qye es un astro. Él disfrutó muchísimo.
–Echando el casete un poquito más atrás, ¿cómo ingresó a Marfil?
En los años ochenta mi sueño era entrar a Marfil, lo veía como algo imposible. Yo estaba en un grupo de Alajuela, pero soñaba con algo más y apareció Isidor (Asch) y me dijo que tenía un proyecto nuevo, que al final no se dio por lo que me incorporó a Marfil.
–¿Le costó adaptarse al grupo?
Sí, mucho, porque Marfil siempre ha tenido mucho trabajo y en esa época más todavía, así que no había tiempo de ensayar por lo que pasé cantando dos temas como por seis meses, ya que no había chance de más. A los pocos días de entrar ya íbamos para Panamá, luego a Venezuela y después a Italia. Yo trataba de bailar y disimular, pero parecía un chiquito perdido, en medio de Tipí ( Royes) y Gene ( Chambers).
–¿Cómo hizo para ponerse a tono?
Tengo una anécdota muy dura, porque en ese momento había un salón en Sabanilla y Marfil hacía shows de breakdance y me tocaba estar en el medio, y me iba de un lado para otro y no me da vergüenza contar que cuando terminó la canción Isidor me dijo: ‘La próxima vez se va para atrás porque se ve muy feo, usted anda perdido, entonces mejor déjelos a ellos solos’.
– ¿Y qué hizo después de eso?
Recuerdo que quería llorar, me sentía como un perro. Le agradezco a Gene que me buscó en el descanso y me dijo que me iba a enseñar, tanto así que en el baño del lugar empezó a enseñarme y al día siguiente me citó en su casa para darme más clases. En la siguiente semana me quedaba atrás, pero ellos me decían que me pusiera adelante porque ya sabía hacerlo mejor y eso es algo que le agradezco a Gene porque me dio mucho apoyo.
–¿Cuándo se dio cuenta del fenómeno que era Marfil?
Me fui dando cuenta de lo que era el grupo gracias al cariño de la gente. A veces llegábamos una semana al país y a la otra volvíamos a salir, no se daba uno cuenta de la magnitud, por lo que varios años después me di cuenta del grupo en el que estaba, pero desde el principio fue sorprendente. Cuando Isidor me contrató me dijo: ‘Le voy a dar tanto dinero’, yo ni había pensado en la plata, así que cuando me dio una cifra yo ni le contesté porque era más de lo que me ganaba en ese momento como administrador, socio y encargado de todo en el otro grupito, en el que apenas salía.
–¿Qué se perdió durante todo ese tiempo con Marfil?
Compartir con mi familia, estar con mis hijos y verlos crecer, ellos son muy importantes para mí.