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Krystel Byers, exbailarina de A todo dar, tuvo que ajustar sus planes de irse de Costa Rica a Estados Unidos con su esposo y su hijo de 11 años, porque las cosas no han salido como la exmodelo lo esperaba.
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A finales de enero, entre lágrimas, Krys contó la dura situación que enfrenta ya que su esposo, el estadounidense Adam Silverstein, está muy enfermo y decidieron irse a Florida en busca de más opciones de tratamiento para él.
Pero antes de irse, la exfigura del desaparecido programa de Repretel, tiene que encontrarles casa a sus seis perritos y nueve gatitos, animales que ha adoptado a lo largo de 20 años que lleva de ser rescatista.
Byers esperaba tenerles casa a sus mascotas a mediados de febrero, pero la cosa se le ha complicado más de la cuenta, por lo que decidieron que su esposo se irá primero y ella lo alcanzará en unas semanas.
“Él se va a ir a Estados Unidos primero, porque yo no me puedo ir hasta saber que cada animalito quede bien, porque si se pierden o así a la única que van a escuchar es a mí y si yo no estoy es torta. No me puedo ir de aquí hasta que yo sienta que cada animalito está bien en su nueva casa y en esto estamos ahorita”, contó Byers a La Teja.
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Mencionó que alrededor de todo lo que está pasando con su familia y sus peluditos hay mucha incertidumbre y muchos cambios todavía, algunos de última hora. Lo que sí no cambió es la decisión de que se tienen que ir del país.
“Ahorita seguimos con muchas incertidumbres y muchos cambios. Estas adopciones son difíciles por el mismo tema de que ellos (sus perros y gatos) son animales que no fueron bien tratados por la sociedad, entonces tienen muchos traumas y ha sido difícil encontrar a las personas correctas”, afirmó.
Krys explicó que una de las gatitas que ya había dado en adopción la tuvo que recoger, una vez más, de la nueva familia, ya que el animalito se perdió durante tres días; ese es su temor y de ahí la cautela que tiene antes de tomar el vuelo rumbo a su nueva casa en la yunai.
“Me quedan por adoptar las dos gatas, pero esa que me fui a traer ya me da miedo darla en adopción, y la otra es mi gata, pero como son animalitos que han sufrido tanto requieren de familias pacientes y muy responsables. Y me queda el perro grande, el de las aventuras, el que salía a correr conmigo. Tenía dos casas (adoptivas), pero no se concretaron”, destacó.
Esas preocupaciones de su ida del país y la reubicación de los animales le pasaron la factura a Byers, quien en los últimos días enfermó de una gripe que la mantuvo en cama.
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“Digo que de tanto estrés se me bajaron las defensas”, aseguró la macha, de 43 años.
