Hablar de Lencho Salazar es el tema favorito de su esposa Ana Solano. Si por ella fuera, se sentaría horas a conversar de “su papito”, como llama de cariño al reconocido folclorista costarricense.
Lenchito y Anita se casaron el 11 de agosto del 2015 y cuatro meses después del “sí”, el querido músico sufrió de un quebranto de salud que, ocho años después, o sea, a la fecha, lo mantiene en cama, en la casa que comparte la pareja en La Garita de Alajuela.
Como es de suponer, don Lencho está bajo el cuidado de su esposa, quien atiende todas y cada una de las necesidades que él tiene a sus casi 92 años de edad.
LEA MÁS: Amigos le llevaron "mañarata" a Lencho Salazar
La Teja llamó a doña Ana para conversar sobre cómo estaba la salud de su esposo y como ella disfruta tanto hablar de él, no dudó dos veces en atendernos.
Doña Ana sabe el gran cariño que le tiene todo el país a Lenchito y por eso para ella es lindo poder informar sobre él, para que las personas lo sigan manteniendo en oración.
“Él está bien, en lo que cabe. A veces se pone un poco quebradito de salud y otra vez se recupera y así va. A veces me come, a veces no me come y cuando no come entonces le tengo que dar una lechita especial y eso me lo tiene reanimadito. De color está bien y, de peso, puedo estar en unos 70 kilos”, nos contó Anita.
Actualmente los únicos padecimientos que tiene Lenchito son demencia y ceguera, que relacionados con la edad que él tiene, complican que se pueda levantar de la cama. Doña Ana dice que de otros padecimientos, Lenchito se curó.
“A él no le achacan ninguna enfermedad. Él no tiene ninguna enfermedad crónica. La presión la mantiene todo el tiempo bien, y en los exámenes (médicos) sale como un relojito. Azúcar ya no tiene, del colesterol y los triglicéridos todo lo tiene bien. A veces se me queja de que le duele la espaldita, las piernitas o los bracitos y es lógico, si él está en cama, entonces yo le hago masajitos donde él dice que le duele”, reveló.
“Mamita”, como le dice el folclorista a su esposa, cuenta que de vez en cuando su amor la sorprende cantando canciones o narrando historias él solito desde su cuarto. En esos momentos de claridad mental del folclorista, ella aprovecha para declararle el gran amor que le tiene.
Doña Ana dice que Lenchito suele dormir mucho en el día y estar despierto gran parte de la noche, entonces ella lo que hace es que a las 6 de la tarde le da de comer, le cambia la ropita y le da los medicamentos, y ella se va a dormir a las 8 de la noche.
A las 11:30 de la noche, Anita se levanta a darle más comidita a su amor y ver si necesita algo. Después de esa meriendita ella se vuelve a acostar y a las 4 de la mañana se despierta y va a bañar a Lenchito, para que él esté como lechuguita todo el día. Si eso no es amor, entonces que alguien nos diga qué es.
“Yo me siento angustiada cuando él se me pone rejego con que no quiere comer, de ahí en adelante yo soy feliz cuidándolo. El amor que le tengo es muy grande”, afirmó la señora de 65 años.
Asustada por caída
Por ese esmero con que asiste a su amorcito fue que doña Ana se preocupó tanto por un accidente que ella tuvo hace casi un año, y del que todavía no se recupera del todo.
Anita narró que en junio del año pasado tuvo un “accidente horrible”. Después de que todo un día se había sentido mal, con escalofríos y decaída, al entrar al baño de su casa se descompensó y se cayó de frente, pegando su cara en la loza del sanitario.
LEA MÁS: "Lencho" Salazar tan solo estaba dormido
“Me caí y me fracturé tres huesitos en la cara y estoy con problemas por los movimientos de la Luna (le duele la cara según la posición del satélite natural de la Tierra). Siento como un desánimo en el área afectada y es horrible y si hago algo mucho rato agachada, se me inflama la cara”, reveló.
Aún ella sigue con los cuidados y tratamientos médicos para la recuperación de la caída, que la desanimó por las necesidades de atención de su esposo, pero que ella ha continuado con las precauciones correspondientes y con el apoyo de una hermana suya que se fue a vivir con ellos a La Garita.
“Gracias a Dios el Señor me ha visto con ojitos de piedad y a parte del accidente que tuve no he tenido ningún otro problema de salud”.
Lenchito no sabe nada del accidente de su esposa, pero Anita dice que el amor entre ellos es tanto que puede que el folclorista sienta que a ella algo le pasó.
“Él algo siente y vivimos tan conectados que al otro día del accidente yo entré en la madrugada y lo bañé y lo mudé, y le di desayuno y me dijo: ‘Mamita, ¿se siente mal?’. Le dije que sí y me preguntó que qué me había pasado, pero yo le dije que nada, que no tenía nada, pero vieras que fue raro”, confesó.
De seguro ahora las oraciones de la gente no solo serán pidiendo por la salud de don Lencho, sino también por la salud de Anita, esta señora de buen corazón que cuida con gran esmero a uno de los grandes exponentes de nuestra cultura folclórica.