Farándula

Esposa de Alonso Solís soltó cosas de su pasado

Según contó Debbie Soto en un en vivo que hizo en Instagram con Sheiris Montero, novia del modelo Greivin Morgan, hace unos años conoció a un bandido de verdad

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A pesar de todo lo que ocurrió entre ellos hace un par de años, Alonso Solís y su esposa Debbie Soto siguen juntos y más sólidos que nunca.

Alonso Solís y Debbie Soto. Instagram.

Aunque al Mariachi muchos le tienen pinta de tremendo, el hombre resultó ser todo un angelito al lado de uno los novios que tuvo Debbie.

Según contó Soto en un en vivo que hizo en Instagram con Sheiris Montero, novia del modelo Greivin Morgan, hace unos años conoció a un bandido de verdad, digno de ser protagonista de una novela.

Resulta que ella se hizo novia de un muchacho que tenía toda la pinta de bonachón, educado, amable y muy trabajador, el hombre ideal para cualquiera.

Debbie detalló que jaló con el galanazo cuando era una chiquilla, de 21 años y por eso la inocencia de ese momento no la hacía caer en cuenta de lo que pasaba.

Un día, una mujer llegó a su casa a pegarle cuatro gritos por haberse metido con su pareja, ella estaba sorprendida y le respondió que estaba equivocada, pues Soto tenía una relación muy estable, en la cual, hasta las mamás eran amigas, salían los cuatro juntos y hasta su suegra era cliente del gimnasio que ella tenía.

Cuando la muchacha le reclamó a Debbie, ella sacó su celular y le mostró la foto de su novio, que para sorpresa de ambas era la misma persona. Incluso la otra, se acababa de comprometer con él, con la alcahueta madre del bandido como testigo.

Las dos se fueron juntas a reclamarle, Soto se escondió para que él no la viera mientras la otra lo confrontaba.

Debbie Soto ha mostrado el sofá en varias ocasiones. Instagram.

El chavalo aplicó ley de que “hay que morir con las botas puestas” y negó cualquier romance, sin saber que su otra güila estaba cerca escuchando todo lo que le decía. Ahí Soto brincó y se le fue encima al hombre, quien salió corriendo a meterse a la casa, donde su mamá nuevamente le ayudó para salirse con la suya.

Sin duda que la historia, que ahora es un pacho, fue todo un drama que nadie desearía pasar, por eso es que como dicen por ahí: “hay que ser tonto, pero no tanto”.

Redacción

Redacción LT

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