Ver desde su casa el buen momento que vive la Liga y las ganas de seguir disfrutando de los toros, motivaban al improvisado Luis Gómez, mejor conocido como El Diablo, a seguir luchando por su vida.
El querido torero falleció este lunes a sus 62 años, luego de sufrir dos paros cardíacos en las últimas semanas. El primero fue el 5 de febrero y el segundo el pasado jueves 17.
En medio de esas dificultades de salud, el improvisado conversó con La Teja el 13 de febrero, en una pura contentera, pues agradecía que nos acordáramos de él, a pesar de llevar cinco años alejado de los redondeles, ya que en mayo del 2018, el toro El Sarampión le dio un levantín durísimo que le terminó costando la amputación de su pierna derecha.
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Apenas vio el mensaje que le habíamos enviado hace unas semanas, cuando desconocíamos de su estado de salud y solo queríamos saber qué se había hecho, nos contestó desde el hospital de Nicoya y nos dio la entrevista vía telefónica.
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De una vez nos dijo que tenía muchas ganas de salir para poder ver los toros y también los partidos de la Liga, que andaba muy bien.
“Ya me quitaron la bomba y ahora con estoy con otra, pero más liviana, también ya me dieron el teléfono y espero que pronto me den la salida para ver los toros y los partidos de la Liga”, aseguró.
Como ya había pasado el susto, el extrabajador de la Municipalidad de San José dijo que nada más estaba esperando que lo mandaran a la casa.
Sin embargo, a pesar de su optimismo, el destino le tenía preparado otro camino.
Durante los días siguientes, seguimos en conversación y cada vez que había un cambio con su salud nos lo contaba por medio de audios de WhatsApp. El viernes nos dijo que le había dado un segundo el jueves.
Y este domingo, quizá a modo de despedida, nos contó, a las 10:44 p.m., que era trasladado al hospital México.
“Erick, ¿cómo está? Voy para el hospital México, cualquier cosa ahí me saca en La Teja”, nos dijo en el último mensaje que compartiríamos con él.
Qué en paz descanse el Diablito, nunca vamos a olvidar su amabilidad, valentía y sencillez, dentro y fuera de los redondeles.