“Tengo 44 años, soy profesional, soltera y mi hijo mayor ya es profesional y trabaja. Vivo sola y hace unos meses conocí a alguien, pero cada vez que se enoja me dice que terminemos. Yo no soy de estar rogando y a los días aparece, pide perdón y me dice que el problema es su carácter, pero es lo mismo todo el tiempo. Él se molesta por lo que sea y no hay diálogo. Siempre me termina de forma muy grosera, me echa de su casa, me trata muy mal y no quiero esto”.
1. Cuando se llega a una conclusión a partir de los eventos que vive a diario, esta conclusión debería transformarse en una decisión. Esto le da a la vida un norte y una ruta clara, en el que no haya contradicción, porque está sustentada en los acontecimientos que puede palpar y sentir, por lo que tienen objetividad y no se pueden omitir.
2. Usted lleva pocos meses con una persona que acepta tener un problema de carácter y que a partir del desarrollo de desacuerdos tiene un mal manejo del enojo y su solución es terminar la relación. Sus reacciones exceden los límites de la racionalidad, para luego decirle que no pasa nada. Esta es su realidad y usted dice que no quiere esto. ¿Entonces?
3. Toda pareja está llamada a la búsqueda de soluciones que le permitan integrarse poco a poco a las diferencias de criterio. Desacuerdos siempre habrá en una relación y deben ser manejados hacia la búsqueda de la conciliación o el crecimiento, pero frente a rupturas, la falta de respeto y el mal manejo de las emociones, se crean círculos de violencia verbal o sicológica, por lo que se deben tomar decisiones.
4. Estar en una relación no es un juego para justificar conductas complicadas, porque esto crea un círculo vicioso y va a crear una base muy frágil. Las diferencias deben crear una estructura de comunicación que los haga crecer de lo contrario debe evaluar si realmente tienen un presente sano que los haga pensar en un futuro mejor.