Sin duda que El Malacrianza marcó un antes y un después en la monta de toros de nuestro país.
El cachudo fue uno de los toritos más famosos gracias a su bravura, ya que imponía respeto y temor en cada plaza donde se presentaba.
Es por eso que los dueños de el Malacrianza Junior, que nació en febrero de este año, están llenos de esperanza de que este torito salga igual de bravo que su antecesor, que murió en marzo del 2015.
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El cuento está así, el animal es tataranieto del famoso torazo y llegó a la vida en la finca Rancho Copal en Copal de Nicoya, la cual es propiedad del ganadero Germán “Macho” Carballo.
El Junior es nieto de el Cartagena, descendiente directo de el Malacrianza, e hijo de la Cartagena, una hermosa vaca de 500 kilos que fue probada para monta y dio resultados espectaculares y la cual fue cruzada con el Luna de Miel, un torazo que es campeón de monta. Todo lo anterior garantiza que este torito será un digno representante de la “familia del miedo”.
Según el ganadero, el Malacrianza Junior tiene toda la pinta de que seguirá los pasos de su tatarabuelo gracias a los cruces y antecesores tan bravos que tiene.
Histórico.
De acuerdo con datos de estadígrafo taurino Álvaro Zamora, el Malacrianza nació en el 2000, pesaba 750 kilos y originalmente se llamaba el Tigrillo, pero por lo inquieto que se comportaba en la manga cuando comenzaron a jugar le encaramaron el otro nombre, aunque también le decían su Majestad.
El Malacrianza era nieto del famoso toro el Pichicareto, que fue muy reconocido a finales de los 90.
“El Malacrianza tenía una estampa impresionante y un atractivo especial que lo hacía diferente. Las veces que lo vi, hacía la jugada y luego se paseaba por el redondel como para que le tomaran fotos. Yo diría que es el toro más taquillero porque donde iba, se llenaba, difícilmente eso vaya a ocurrir de nuevo durante un buen tiempo”, dijo Zamora.
El cachudo fue montado más de 200 veces en todo el territorio nacional. La primera vez fue el viernes 30 de julio del 2004 en barrio Los Ángeles de Nicoya.
El 4 de enero del 2009 el Malacrianza llegó por primera vez a Zapote, donde logró crear una gran expectativa a nivel nacional, debido a una gran cobertura de todos los medios y un récord de audiencia para canal 7, en una noche que todo el país vivió de principio a fin. Se despidió de esa arena el 26 de diciembre del 2010.
El famoso toro comenzó a tener muchos problemas estomacales y una lesión que lo afectó bastante hasta que murió en la finca de un paro cardiaco la madrugada del 19 de marzo del 2015 y su recuerdo sigue vivo, gracias a una linda escultura que está en la finca Nueva Esperanza en Nosara Nicoya, de don Ubaldo Rodríguez.