“Mi esposo y yo vivimos siete años juntos, fueron años muy difíciles, así que nos divorciamos. A los dos años decidimos regresar y estamos bien porque no hay problemas. Ya llevamos tres años juntos, pero desde que regresamos no hemos tenido sexo. Le he preguntado y dice que ahora me ama de forma espiritual. Le digo que no me gusta vivir así y dice que soy una inconforme. Ya no hay pleitos, él no sale y pasa en la casa, pero no hay sexo ni cariño. Él dice que evolucionó a un ser espiritual, pero yo quiero un hombre que me atienda como mujer. ¿Qué puedo pensar?”.
1. Si él cree que el amor debe ser espiritual, que la vida de pareja no necesita afecto, cariño, intimidad sexual, salidas, detalles, escucha, comprensión, cambios, ni negociación y considera que no pelear, limpiar, recoger y ordenar la casa es suficiente, está equivocado.
2. Este proceso a usted le genera un vacío emocional, porque su vivencia del amor implica intimidad emocional y sexual, todas las actividades que se pueden considerar esperables en la vida de una pareja para compartir. Él dice que no, que evolucionó a un ser espiritual y la pregunta es muy clara: ¿usted qué va a hacer?, ¿le gusta esta evolución?, ¿le agrada el modelo de relación que le propone?
3. Usted dice que ya lo ha hablado y la respuesta es: “así estamos bien”, porque él evolucionó y ahora es un ser espiritual. Aquí no se trata de ver si usted se estancó y él evolucionó a un plano diferente. Vuelvo a una pregunta central: ¿lo que le ofrece esta persona es lo que usted realmente desea? Ya puso el tema sobre la mesa y no se resuelve porque la otra persona tiene una posición inflexible, entonces, ¿qué le dice la realidad?
4. Los hechos siempre le permiten tener certeza con respecto a lo debe hacer y le da un marco objetivo para tomar las decisiones en su vida.