Si hay alguien que vive orgulloso de su cultura afrodescendiente y que espera con gran emoción cada 31 de agosto es sin duda alguna Adjas-San Roper Davis.
Él es conocido por ser el dentista de los hijos de los famositicos y por ser uno de los doctores colaboradores del espacio Buen día desde hace seis años.
Aunque ama Limón y por sus venas corre más agua de sapo que sangre, curiosamente no es cédula 7 por culpa del fútbol.
Su hermano mayor es el exjugador del Deportivo Saprissa Atim Roper y su papá Howard Roper, una de las grandes glorias del equipo de Limón en los años 70 y 80.
Adjas nació en San José hace casi 42 años y en ese entonces a su familia le tocó dejar el Caribe justamente para apoyar a su papá en su carrera como futbolista, aunque a los dos años regresaron a Limón y vivió allá hasta los 15 años.
En el barrio Los baños, en el puro Limón centro, vivió su mejor época, pero le tocó terminar el colegio y la universidad en la capital, porque su familia tuvo que regresar para apoyar a Atim, porque le salió la oportunidad de jugar en primera división.
A pesar de ello se considera limonense por los cuatro costados y un gran amante de la cultura afrodescendiente.
De hecho, aunque actualmente sigue viviendo en San José por cuestiones de trabajo, cada 15 días se va para el Caribe Sur a recargarse de buena vibra y del amor de todos sus familiares que aún viven en la provincia.
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Embajador de su cultura
Adjas ama tanto su cultura que en agosto llega en ocasiones a su consultorio de ortopediatría con sus camisas coloridas y alusivas a Limón, lo que llama mucho la atención de los pequeñines que atiende.
Él ve los dientitos de los hijos de figuras como Choché Romano, de su hermana Natalia Romano, de la presentadora Montserrat Del Castillo, de Jalé Berahimi, del fubtolista Kendall Waston, entre otros.
“Desde que vengo de camino evidentemente uno siente las miradas (de verlo así vestido) y hay para algunos que la mirada no es suficiente, entonces se acercan a preguntarme, ‘¿mirá, qué es esa camisa?’, ‘¿qué son esos colores?’, y eso me da la apertura a mí de poder enseñarles un poquito de mi cultura”, explica.
Roper mencionó que dicha vestimenta la usa más que todo en estas fechas y tiene de cinco a seis trajes que también ha usado en el Gran Parade Gala, desfile que se hace cada 31 de agosto para celebrar Día de la Persona Negra y la Cultura Afro costarricense.
“Aunque el carnaval tiene también un aporte muy valioso ha ido perdiendo un poco de peso y dichosamente, el que ha tomado la batuta desde el punto de vista de mostrar toda nuestra cultura es el Parade, entonces yo he tratado de ser embajador para los que siguen tieniendo algunas imágenes esteriotipadas que nos han querido vender de Limón, que si hay una época en la que usted debe ir y sentir el calorcito del afrodescendiente limonense no se puede perder el Parade, esa es como la culminación, donde nos ponemos nuestros mejores trajes, nuestros mejores bailes, las familias se reúnen y es el momento épico para nosotros, de nuestra cultura”, señaló.
Aunque a él le gusta más asistir y en ocasiones hasta desfilar en el Parade de Puerto Viejo, este año, debido a que lo cancelaron por temas viales, asistirá con su familia al que pasa por las calles de Limón centro, que inicia a las 11:30 a. m. en el parque Asís Esna.
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Buen sabor caribeño
Pero no crea que por vivir alejado territorialmente de sus raíces no cocina los platillos tradicionales de su gente, Adjas confesó que algo se la juega en la cocinada, solo que la repostería como el pati, pan bon o plantintá no son su fuerte.
Su esposa no es afrodescendiente, sino que su descendencia es nicaragüense y talamanqueña; sin embargo, es igual de amante que él de las tradiciones caribeñas y por eso en su hogar nunca falta la comida con aceite de coco y demás.
“A veces ella es más afrodescentiente que yo. Mi mamá le enseñó a cocinar rice and beans, a cocinar rondón, hace unos camarones en salsa caribeña de morirse...”, mencionó.
Ellos tienen una hija de seis años de nombre Miah que sí es limonense 100% porque nació en el hospital Tony Facio, cuando él trabajó un tiempo por allá, y que ama vestirse con sus vestidos típicios y desfilar en el Parade de Puerto Viejo.
“Ella sí es cédula 7 (risas), la única. A veces me dice: ‘papi, ni usted es cédula 7′ (risas) y me limpió, no tengo nada que decirle al respecto. Ella es limonense completamente”, mencionó.
Roper contó que tiene otros dos hijos más, pero más grandes y de una relación pasada, a los cuales no pudo inculcarles mucho las tradiciones de su pueblo, porque han vivido toda su vida en San José.
“Creo que al final también fallé yo un poco porque yo tampoco estaba tan metido en la cultura. A ver, yo creo que las personas tenemos que hacer una mea culpa de que muchos pensamos de que porque somos negros, conocemos la cultura, entonces como come rice and beans dice conocer la cultura, ‘yo bailo reggae’, entonces como que nos quedamos ahí, pero también me gustaría tener la oportunidad de invitar a muchos afrodescendientes a que conozcan la historia; por ejemplo, muchos no saben en qué año llegamos aquí a Costa Rica, y si no sabés de dónde vienes, no sabés hacia dónde vas”, agregó.