Daniel Vargas tiene en alerta a sus seguidores y familiares, tras cancelar el pasado 18 de mayo su sueño más grande, llegar al monte Everest, por varios problemas de salud con lo que venía combatiendo días atrás.
El conocido chef mostró este sábado el momento cuando dos helicópteros llegaron a rescatarlo para ser llevado a un hospital de Katmandú (Nepal), ya que tenía un cuadro de fiebre y un edema cerebral leve (acumulación de líquidos en las células cerebrales), además de una infección viral.
Este domingo, ya más tranquilo y estabilizado, el chef contó que fue dado de alta del hospi.
“La noche que pasé en el hospital, fue por protocolo de la empresa, para asegurarse de que todo estuviera en orden. Fue una buena decisión, me dieron sueros, antibióticos, y debido a la infección que tuve, tenía las plaquetas bajas y me ayudaron con eso también”, comentó.
Vargas comentó que aprovechando su salida se fue a comer un postre y un café a uno de sus restaurantes favoritos en Katmandú.
“Dándome un gustito, para que vean que estoy, superbién, gracias por las palabras de apoyo”, detalló.
El atlético chef, vacilando a su comunidad, dijo que lo único que no estaba bien era su barba y su pelo, por eso iba a ir a “chanearse”.
Su travesía al monte Everest
El chef también compartió un clip con partes de lo que había vivido en su travesía, donde dejó un emotivo mensaje:
“La vida a menudo nos coloca frente a decisiones difíciles que nos alejan de nuestras metas más anheladas; sin embargo, es en esos momentos de desilusión y frustración, en donde el verdadero valor de nuestra perseverancia se revela. Cada desafío nos obliga a mirarnos dentro de nosotros mismos, a descubrir fuerzas que desconocemos poseer y desarrollar una resiliencia que se convierte en nuestro más valioso aliado. Es en el desafío donde se forja nuestro carácter, cuando caminamos entre derrotas y finalmente alcanzamos nuestras metas, es ahí donde la gratificación que sentimos se vuelve indescriptible”, detalló.
LEA MÁS: Daniel Vargas reveló la peligrosa razón por la que no llegó a la cima del monte Everest
Vargas en ese mismo clip expresó que no solo son las metas, las que cada persona logra, sino todo el camino recorrido, aquellas lágrimas derramadas y los momentos de dudas superados.
“Cada pequeño triunfo nos llena de un entusiasmo inquebrantable, como si tuviéramos la presencia de Dios en el pecho. La vida jamás nos niega nuestras metas, sino que nos prepara para apreciarlas verdaderamente, nos enseña que el verdadero valor de nuestros sueños radica no solo en lograrlos, sino en la persona que nos convertimos al ir tras ellos. Esa transformación personal es el regalo más grande que nos puede dar la vida y el recuerdo de nuestro viaje se convierte en una fuente inagotable de gratitud y alegría. Cada obstáculo ayuda a incrementar la gratificación que sentiremos cuando finalmente alcancemos aquello, por lo que tanto hemos luchado”, concluyó.