Escuchar“Me cuesta mucho hablar, no soy fácil y lo sé. No soy una persona explosiva, pero en mi casa crecí en un ambiente de gritos y pleitos del que no me gusta hablar. Mi novio se frustra porque a veces me enojo y no hablo. Él dice que está cansado de verme callada. Él es un hombre al que le gusta hablar, me escucha, tiene buen carácter y me da buenos consejos, pero me cuesta hablar sobre lo que me pasa o siento”.
1. Cuando una persona se identifica con una conducta que no le trae beneficios como usted misma dice: ‘me cuesta hablar’ o cuando la historia afectiva y las vivencias familiares, le han llevado a creer que comunicarse podría significar conflictos, puede darse cuenta que estos dos elementos son una excelente identificación para que usted tome en cuenta la necesidad de hacer un trabajo de desarrollo personal que le permita aprender a expresar lo que siente y piensa.
2. Cada uno es heredero de su historia afectiva, de lo vivido con su familia o en relaciones anteriores, pero hoy en su presente, usted dice que está con una persona que le gusta promover el diálogo, que la atiende, la escucha, le propone, la aconseja y está a su lado. Es importante que vea su presente como una oportunidad para crecer en estos dos temas y que desde ahí renueve su corazón.
3. Si considera que definitivamente el tema de comunicación se le complica, porque se le hace difícil poder identificar lo que piensa o siente y más aún, poder expresarlo de forma sana, al punto que establece silencios evasivos y desarrolla cambios emocionales, entonces, busque ayuda.
4. A veces las personas piensan que la terapia es para tratar trastornos mentales o situaciones complicadas. Ciertamente lo es, pero no es para lo único que sirve. La terapia también es un proceso de formación y regulación emocional y está orientada a ayudar a resolver todo lo que la gente lleva por dentro, con el objetivo de crecer. Piénselo.
