Estamos prontos a iniciar una de las épocas más bonitas del año que siempre podría ser aprovechada para un momento de reflexión, de cercanía, empatía y disfrute con la familia y los amigos. Puede ser un momento para detenerse, hablar y disfrutar con las personas que amamos.
Pero también es sabido que diciembre es un mes que muchas veces deja una huella negativa en la historia de muchos corazones porque se ensucia con patrones de consumo, pues cae dinero extra, hay fiestas y actividades, por lo que se incrementa el consumo de alcohol y en el silencio de nuestros hogares florece, tristemente, la violencia intrafamiliar.
Estamos viviendo una época complicada y este año nuestras estadísticas en torno a los femicidios y datos de violencia intrafamiliar o contra las mujeres, siguen hablando de una Costa Rica que gira en torno a las espirales de violencia, lo cual no favorece en nada y solo causa dolor.
Durante varias semanas estaré dedicando la columna de los sábados a hablar de patrones emocionales sanos. Y lo primero que quiero plantearle como ser humano es que se cuestione algunas cosas:
1. ¿Considerada que tiene un buen manejo del enojo?
2. ¿Tiene conductas que son compatibles con violencia?
3. ¿Se da cuenta del daño que está causando?
4. ¿Se ha puesto a pensar que su pareja o sus hijos le tienen miedo?
5. ¿Ha visto cómo las otras personas dejan de expresarle afecto porque simplemente tienen mucho dolor?
Deje de culpar a la vida, a la historia, a sus querencias para asumir un papel protagónico en la búsqueda de soluciones, más allá de las circunstancias, que muchas veces se usan como justificaciones inválidas.
La violencia solo se detiene cuando la persona que la genera en espiral acepta que tiene un problema y debe cambiar. También, ante una realidad violenta, la familia, la persona agredida, los amigos y los demás deben asumir un papel protagónico de protección y de denuncia para evitar que esto se perpetúe los hogares.
¿Usted qué está aportando al cambio?