Nicole “Coco” Roper abrió su corazón más que nunca para hablar de su estado de salud durante una transmisión que hizo en Instagram el jueves por la noche.
La hija de Lynda Díaz reconoció que su diagnóstico no es positivo y que ya no tiene más opciones para tratar su enfermedad porque no es candidata a ningún trasplante.
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Roper está “limpia” del cáncer de colon que le diagnosticaron en el 2020, pero como fue sobreirradiada durante el tratamiento, quedó con secuelas que comprometen su vida.
Según Coco, una negligencia médica acabó con sus intestinos, colon, riñones, hígado y toda su área reproductiva quemada. De ahí, la lucha que libra.
“He tenido más de 38 cirugías y paso hospitalizada mucho tiempo. Los problemas más grandes que tengo son por los tubos que se salen de la espalda y que se conectan a una bolsa donde orino, y una bolsa en el estómago que es donde voy al baño”, expresó.
Dijo que esos tubos de nefrostomía son los que la mantienen viva porque ayudan al funcionamiento de los riñones, pero en los últimos meses ha sido más frecuente que estos aparatos se infeccionen, obligando a cirugías cada vez más seguidas y a un diagnóstico poco alentador.
“No califico para un trasplante regular porque no hay forma de trasplantarme por los daños de la radiación y los tubos, que son externos, me han causado muchas infecciones y mi cuerpo ya los está rechazando. Lo más que un ser humano puede vivir con esos tubos son ocho años y, en teoría, se deben cambiar cada 10 o 12 semanas.
“En este momento me hicieron el cambio, oficialmente hace tres semanas y mi cambio ahora es cada cuatro semanas. No son las mejores noticias porque bajar más de cuatro semanas no sería una opción viable ya que lógicamente estar pasando por el proceso de estar con anestesia y teniendo una cirugía cada cuatro semanas por el resto de mi vida, es en realidad bastante fuerte”, contó.
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Roper, de 30 años, también confirmó que los antibióticos con que trata las infecciones cada vez se vuelven menos efectivos, ya que el cuerpo los resiste ante tanto tratamiento.
“El diagnóstico no se ve positivo, pero trato mucho de enfocarme en que cada vez que logro ir y salir del hospital, son días extras; que el cambio de un tubo, son cuatro semanas más de vida. Trato de vivir el presente y no ver al futuro porque en este momento ya no tengo más opciones y es difícil de manejar emocional y psicológicamente”, comentó.
Coco lamentó que haya gente que piense que el tema de su enfermedad es una mentira; para ella esos comentarios vienen de personas que no saben lo que es tener en la casa a una persona con una enfermedad crónica.
“Mi salud puede estar bien ahorita y en cinco minutos puedo estar con un espasmo. Hay muchos altos y bajos que creo que es muy difícil entender, para una persona que no ha presenciado”, declaró.
Roper estuvo en el país el fin de semana pasado y pretende regresar en diciembre, pero para ella hablar de eso es, aún, demasiado temprano.
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