La temporada taurina de fin y principio de año no es un tiempo de mucha tranquilidad que digamos para la expresentadora de televisión Cindy Villalta.
Gracias a su esposo Ítalo Marenco, la colocha pasa con el “Jesús en la boca” casi que toda la recta final del año y los primeros días de cada Año Nuevo, desde por ahí del 2012.
Ítalo lleva casi 12 años participando en las transmisiones de Toros del 6 y esas temporadas Cindy las vive con emociones encontradas que incluyen sustos y “castigos”.
Debido a eso es que de unos años para acá ella dejó de ver los toros para evitar las angustias, los sufrimientos o los colerones que se llevaba con su marido prácticamente cada vez que lo veía en esas transmisiones.
“A mí me encantan los toros y siempre me han gustado un montón esas transmisiones, pero a partir de que Ítalo empieza a trabajar en toros ya se volvió un poco más complicado porque hay más preocupación de las cosas que puedan pasar”, afirmó Villalta en una entrevista con La Teja.
Según Cindy, ella entiende que Ítalo por trabajar en tele tiene que hacer un poco de show, pero a veces se porta muy mal en el redondel porque se arriesga más de la cuenta y cuando eso pasa, lo deja durmiendo en el sillón.
“Al principio por la adrenalina, el bandido lo que hacía era que se metía (a los toros) y se arriesgaba más, pero ya después le tocó estar en otro sector del redondel y aunque pueden pasar cosas porque el toro está muy cerca, ya no es tanto que él se expone al animal, sino que es parte de su trabajo”, destacó.
La gente acusa a Ítalo Marenco
Ella prefiere no ver toros, pero es inevitable que se dé cuenta de las congojas que pasa su marido en el redondel porque de un tiempo para acá la gente le envía videos por redes sociales acusando a Ítalo, ya que es de dominio público que ella lo castiga cuando se porta mal en la arena.
“La misma gente en redes sociales me pone cosas. A mí lo que no me gusta y lo que yo le digo a él es que no se deje llevar por la emoción ni por la adrenalina para que no se exponga a algo de gravedad, pero es muy difícil para él”, afirmó.
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A pesar de eso, en dos ocasiones sí dejó a Ítalo durmiendo en el sillón porque se le metió al toro por gusto.
“Sí ha pasado un par de veces que lo veo que está muy emocionado, se le olvida todo y se le mete al toro y le brinca y le salta, entonces yo nada más le dejo la cobija y la almohada en el sillón. Pero ahora me pasó algo y es que al sillón ya se acostumbró, entonces Irene (la hija de ellos) tiene un trampolín que es bastante grande y cómodo y ya él sabe que está lista la cobija y almohada en el trampolín, en el patio y bajo el frío. Esa fue la idea de una seguidora que me dijo que Ítalo ya se había acostumbrado al sillón y que tenía que tomar otras medidas”, comentó Cindy.
A Cindy Villalta le asusta los Cazafantasmas
Su mayor preocupación en las actuales transmisiones de Toros del 6 es la participación de Ítalo en el concurso de Cazafantasmas, que obliga al presentador a estar muy cerca del toro. A pesar de eso confía en la “agilidad” de su esposo para correr ante cualquier riesgo.
“Él me manda mensajes para saber que está bien. Eso es lo que hemos tratado de convenir para la tranquilidad de los dos”, confesó.
Estar alejada de esas transmisiones también fue una decisión que tomó por la hija que tienen, a quien sí le han explicado que los toros son animales de cuidado y muy violentos.
“Nosotros vamos a cumplir 9 años de casados, son casi 11 años más o menos que Ítalo está en toros, entonces creo que los dos hemos aprendido, yo no me voy a poner de intensa a estar viendo y pensando que le va a pasar algo malo y él ya sabe que tiene que cuidarse.
“Por la experiencia que tiene él ya va conociendo a los toros y ya sabe a qué toro meterse y a qué no y sabe que tiene que comunicar si pasa algo; pero él se va de aquí y yo lo persigno, Irene lo persigna, lo encomendamos a Dios, a la Virgen y a todos los santos y también le decimos cuidate”, indicó.
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Sobre los mayores sustos que le ha pegado Ítalo por su trabajo en las transmisiones de toros, recordó dos. Una cuando empezaron a jalar y otro del año pasado.
“Al principio cuando éramos novios me llevé muchos sustos porque eran sus primeras corridas y al bandido le había dicho que se cuidara mucho, y que aquí y allá y él se arriesgaba. Recuerdo que esa vez se le hincó al toro como tres veces.
“El año pasado me llevé un susto pero no fue por él si no porque una amiga me mandó un video de él acusándolo de que se le estaba metiendo al toro, y en eso el toro se le vino detrás y mi amiga lo que hizo fue empezar a pegar gritos y a mover el celular por todo lado y yo no veía nada”, reseñó.
Esa vez pensó lo peor pero tal y como lo habían acordado, de inmediato Ítalo le comunicó que todo estaba bien.