“Ah, pecaíto” Seguramente esa frase sea una de las que usted o algún amigo o familiar usa con más frecuencia.
Ese dicho popular, relanzado por el actor Magdiel Ramírez en su papel de Chibolo, es un clásico y se escucha donde sea que uno vaya, pero, ¿de dónde salió?
Aprovechando el cumple 50 del querido intérprete, conversamos con él largo y tendido y nos contó varios secretos de su vida, entre ellos el origen de esa icónica frase.
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-¿De dónde nació esa frase? ¿Se ha dado cuenta de que la gente la usa muchísimo para cualquier situación?
Sí, es muy vacilón que la gente la haya adoptado, yo creo que el término ya se usaba, pero fue porque salió en televisión que se popularizó un poquito más. No con la entonación, de Chibolo, que ya eso vino luego.
Nació porque en la obra de teatro Los Enredos de Juan Vainas había una parte en la que Chibolo se jalaba una torta porque quebraba un santo, así que cuando Juan Vainas ve que está quebrado y ya va a llegar don Zenón a recogerlo, me pide que vaya a vigilar mientras él ve qué hace con esa torta. Después llego por detrás y él piensa que es el señor, entonces prácticamente se hinca a rogar y pedir perdón y ahí es donde Chibolo se le queda viendo, momento en el que me salió ponerle la mano en la cabeza y decirle: ‘ah, pecaíto’, fue una improvisación mía, no estaba en el guion, pero a la gente le hizo mucha gracia y lo empezamos a usar. Entonces diría que fue una chiripa.
-¿Lo saludan con esa frase?
Sí, de hecho no me dicen ni Magdiel ni Chibolo, sino ‘Ah, pecaíto’ y me hacen gestos con las manos, es una frase que se le ha pegado en la gente.
-Su carrera comenzó hace muchos años, pero, ¿cree que Chibolo es el personaje que lo catapultó a la fama?
Sí, porque me abrió las puertas de la televisión, que es de los medios que más ha permitido mostrar mi trabajo. Antes hice varios personajes, como el duende de Santa, que era mi Navidad y de ahí salía el aguinaldo, fueron 19 años haciéndolo y así otros más. Con todos me iba bien y recibía el cariño de la gente, pero sin duda el más popular es Chibolo, que al igual que los de los demás compañeros, han caído en gracia con la gente.
-Si no se hubiera dedicado a esto, ¿a qué se dedicaría?
Me gusta ayudar a la gente, de hecho antes de la actuación, estuve estudiando Medicina, pero me di cuenta que no era lo mío directamente, pero sí lo de colaborar con los demás. Yo tengo un personaje de payaso que se llama Checho Cochecho y he hecho trabajos como payaso de hospital, que es algo que me llena mucho, entonces a pesar de que no me convertí en un médico, trabajo con la salud mental de la gente porque la comedia les ayuda a muchos.
-Es algo así como lo de la película Patch Adams de Robin Williams...
Sí, porque cuando decidí dejar la medicina, era un salto al vacío y la actuación no era bien vista, de hecho cuando lo hice había muy poca gente trabajando como payasos, fue un paso de fe, muy riesgoso, pero lo di, esperando que el camino se abriera y se dio. Son personajes que divierten, pero que también llevan amor.
-Recién cumplió 50 años, ¿cómo diría que ha sido su vida?
Llena de sorpresas, tengo la bendición de trabajar con mis amigos y socios como lo son Mauricio Astorga y Ricardo Jiménez, ellos siempre me guían mucho. Tengo la fortuna de trabajar en lo que me gusta, de seguir creciendo, estoy incursionando en la dirección y tengo una familia muy fuerte, unida, con dos hijos, uno de 23 y otro de 12 y ya cada uno en sus etapas, desarrollándose, entonces no tengo nada que pedirle a la vida, porque me lo ha dado todo, soy feliz y eso se lo agradezco mucho a Dios.
-¿Qué le queda por hacer con su carrera porque hasta a Mundiales ha ido?
Ahorita estoy dirigiendo y es algo que disfruto, me gustaría hacer un buen drama y actuar con mucha gente buena que hay en el país.