El boxeador Carl Davies decidió que era el momento de colgar los guantes, y poco antes de cerrar un capítulo tan significativo de su vida, echó el casete para atrás y revivió los momentos más importantes tanto dentro como fuera del ring.
Davies, oriundo de Puerto Limón, le pondrá fin a su carrera como boxeador profesional este sábado, en una pelea contra Wálter Palacio en el campo ferial de Santa Ana a las 5 p. m.
Dentro de los grandes logros como deportista, Davies guarda en su corazón la pelea contra el ruso Ruslan Chagaev por el título de peso pesado de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), que se realizó el 7 de febrero de 2009. Su impresionante talento para el boxeo le permitió realizar 36 peleas, de las cuales solo perdió 6.
Pero para el pugilista no todo fue color de rosa, ya que su carrera tuvo muchos altos y bajos debido a problemas con la ley. En 1996 le clavaron 9 años en la cárcel y luego volvió a enfrentarse a la ley en 2008, 2009, 2011 y 2015.
Un Carl ameno, hablantín y de carcajada fácil conversó con La Teja sobre su vida.
–¿Por qué considera que es el momento oportuno para retirarse?
–Tengo unos 15 años de carrera profesional, pero en comparación con otros boxeadores más bien empecé muy tarde. Cuando comencé los boxeadores buenos de mi edad ya iban de salida. Los años (risas) ya me están diciendo que es hora de retirarme.
–¿Quienes lo acompañarán a la pelea del sábado?
–Espero que todos mis hijos puedan estar. Ya mandé mensajes a las mamás para que los lleven.
–¿A cuántas mamás se refiere?
–Son seis (risas).
–¿Cuántos hijos tiene?
–Por ahora siete, son puros varones. El mayor tiene 24 y ya me hizo abuelo, mientras que el menor tiene 5 años.
–¿Quiere más hijos?
–(Risas) Sí, vengo de una familia muy numerosa y me gusta.
–¿Le gustaría una niña u otro varón?
–Claro que me encantaría la niña, siempre he querido la chiquita. Tal vez sí llegue (risas).
–¿Actualmente está casado o soltero?
–Divorciado y no quiero volver a casarme. La primera vez salió muy mal y con esa experiencia fue suficiente. No he tenido la suerte de conocer a la persona correcta y por ahora no quiero compromisos. Mi vida la he dedicado por completo al deporte y no he tenido tiempo para mis hijos , así que ahora quiero revertir eso.
–¿Qué aprendió de los momentos polémicos de su vida?
– Eso me hizo sentir mucha decepción, sobre todo por lo que mis hijos sintieron. A ellos nunca les ando con mentiras y siempre les explico todo para que se cuiden mucho y traten de que no cometer los mismos errores.
–¿Cuál será la pelea que recordará siempre?
–La que hice con (Kelvin) Davis aquí en Costa Rica, porque nunca había topado con un pegador tan fuerte, bueno solo mi mamá era igual que él (carcajadas).
–¿Qué hacía usted para que su mamá le pegara?
–Me pegaba por andar peleando (carcajadas) peleaba demasiado en la escuela y me agarraba con mis hermanos. No había un día en que no me agarrara con alguien.
–¿Cuál fue el peor problema en el que se metió en la escuela?
–Estaba en segundo grado y una vez jugábamos de patinar y pasó uno de sexto y me medio golpeó, por lo que lo noqueé. Me expulsaron por tres meses, y para que mi mamá no se diera cuenta no le dije nada. Durante los tres meses salí como si fuera a clases, para que mis compañeros me pasaran la materia.
–¿Su mamá les pegaba con la mano o con la faja?
–Con una faja, pero cuando crecí y apenas tuve la oportunidad la boté (carcajadas).
–¿Cuál es su posición con respecto a castigar a los niños de esa forma?
–Si a los niños y a los jóvenes de ahora los educaran como antes no estaría el país como está. Creo que un buen chancletazo a veces sí es necesario, claro, el problema es cuando a los papás se les va la mano.