El dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido como “Quino”, el autor de Mafalda, murió este miércoles a los 88 años de edad.
La triste noticia fue dada a conocer ayer en la cuenta de Twitter de su editor, Daniel Divinsky.
“Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará”, escribió Divinsky, director de Ediciones de la Flor.
Los medios de comunicación argentinos dijeron que el artista falleció en su natal Mendoza.
La fama de Quino se disparó gracias a las tiras de Mafalda, un personaje que había nacido para una campaña publicitaria que no pegó.
La primera historieta de la niña preguntona, inteligente, irónica, inconforme, preocupada por la paz y los derechos humanos, se publicó el 29 de septiembre de 1964 en el semanario Primera Plana. Por medio de Mafalda, el dibujante reflejó el mundo de los adultos visto por los ojos de un grupo de niños.
Quino había dejado de dibujar hace unos quince años porque tenía problemas de vista, cuando dibujaba siempre tenía una botella de vino a la par para inspirarse.
A Mafalda la dejó de crear en 1973 y siguió con otras de sus tiras cómicas.
Sencillo y callado.
En el país hay una persona que conoció de primera mano el talento de Quino y supo ganarse su cariño y aprecio, al punto de ser merecedor de una tira cómica de Mafalda dedicada.
Se trata del caricaturista y columnista de La Teja, Óscar Sierra, quien era amigo personal de artista argentino.
Su relación inició en el año 1985 cuando al tico, de origen colombiano, se le ocurrió escribirle una carta a Joaquín Salvador Lavado pidiéndole una muestrita de su obra para compartir en una exposición que hacía en el Banco Nacional.
Para su sorpresa, recibió una original de la tira cómica que tanto entretenía al mundo.
“Le escribí a Quino para ver si podía mandar un original de Mafalda, aunque sea que lo hiciera a la carrera para poder mostrarlo en la exposición y me la mandó, Fue una sorpresa, me envió una carta a mano. Él era un hombre muy sencillo y humilde", contó.
Eso dio paso para que se creara una buena amistad que creció cuando Quino vino al país en 1999 invitado por la Librería Internacional.
“Lo llamé, le pregunté que si venía y me dijo que sí y pidió que prepararan una actividad conmigo, pero otro tipo se metió en el camino y eso le molestó, por lo que apenas llegó me llamó para ir a inaugurar una exposición que yo tenía”, señaló.
Óscar aseguró que incluso en una entrevista con Amelia Rueda, Quino dijo que al único dibujante que conocía del país era a él, un honor que atesora con mucho cariño.
Luego, en España se volvieron a topar y compartieron durante buen rato con otros caricaturistas del mundo.
“Era sencillo, tímido, hablaba poco, no era de participar mucho. Sé que hizo caricaturas de fútbol, pero no comentaba mucho, era muy tranquilo”, señaló Sierra.
Para Óscar el legado del dibujante argentino va más allá de la niñita preguntona e irónica.
“Marcó un hito en la caricatura mundial, cuando Mafalda nació, el planeta estaba en un momento de cambios con el asunto de la revolución cubana, revueltas estudiantiles en Francia y en México, la guerra de Corea y la tira cómica no se quedó en hacer reír, también cuestionó todo lo que pasaba en el mundo”, comentó el caricaturista tico.
Odiaba la sopa. |
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El tema de Mafalda y su odio a la sopa se dio como una crítica social a los regímenes militares que vivían en su país. En Argentina hay un dicho que dice: “ya vino con la misma sopita de siempre”, que significa que ya están cansados de algo. Es decir, en Costa Rica tampoco nos gusta la sopa. |