Para un fiebre de Los Simpsons (incluso para el que no lo es) la imagen en la que aparece Homero escondiéndose entre unos arbustos es un clásico, sobre todo porque en las redes abundan los memes en los que se utiliza al famoso personaje realizando esa acción para vacilar sobre diferentes situaciones en la que es mejor esconderse.
Hablamos de esa imagen porque ocurrió algo similar con un personaje que tuvo mucho protagonismo durante el inicio de la pandemia y quien estaba ganando tantos puntos que cualquier mal pensado podría creer que se estaba montando en esa plataforma para tener aspiraciones presidenciales, con el PAC, en las elecciones del 2022.
Sin embargo hoy, a un año de que se reportara el primer caso del covid-19 en el país, al presidente ejecutivo de la Caja del Seguro, Román Macaya, se lo tragó la tierra.
Lo volvimos a ver hasta el jueves pasado en la Asamblea Legislativa, en la Comisión de Control de Ingreso y Gasto Público, a la que tuvo que llegar a dar cuentas por las presuntas irregularidades en contratos de $4 millones para la adquisición de 12 millones de cubrebocas que terminaron en manos de proveedores inexpertos que incumplieron con los plazos de entrega.
Y, además, las irregularidades se expandieron como un virus con cuestionamientos relacionados con pagos adelantados por equipo de protección, recepción de tapabocas de uso no médico y presuntas anomalías en la contratación de vuelos para traer donaciones desde China. Sin embargo Macaya prefirió no declarar.
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Le tiraron
Momento en que la diputada liberacionista Yorleny León, quien preside dicha Comisión, no tardó en recordarle: “Yo recuerdo que al inicio de la pandemia usted tenía una presencia en medios realmente permanente, uno podría decir que hasta abrumadora (...). Pero cuando el tema de las compras empieza a ser más evidente, se abren investigaciones y se trasladan expedientes a la Fiscalía, lo vimos a usted, de repente, enmudecer”.
Recordemos que el equipo que empezó a dar la cara, todos los días, al inicio de la pandemia, estaba conformado por el ministro de Salud, Dr. Daniel Salas, Macaya e incluso el doctor Rodrigo Marín, a quien el amor le jugó una mala pasada y tuvo que renunciar en julio a su puesto como director de Vigilancia de la Salud por haber roto burbujas y jalar de paseo en yate con su expareja, la periodista Fabiola Herra. Un año después se quedó sin puesto y sin novia.
Macaya se hizo tan popular que aparecía todos los días en el programa de radio Monumental, “Pelando el ojo”, gracias al humorista David Ugalde.
Macaya empezó a perder protagonismo conforme se intensificaron las investigaciones de La Nación y surgieron la debilidades del presidente ejecutivo para refutarlas.
Después de ahí, Macaya se volvió casi invisible y aparecía en las conferencias cada muerte de obispo.
“Es evidente que en tiempos de crisis los que tienen que dar un paso al frente siempre son las figuras de mayor nivel jerárquico porque esto da formalidad y acatamiento. Al principio de la pandemia era necesario que apareciera en las conferencias, pero esto tiene sus implicaciones y mucha gente lo señalaba porque decían que salía tanto debido a que quería ser candidato presidencial.
“No dudo que haya también algún tipo de intención de bajarle el perfil dentro de su propio partido. El tema de las vacunas, las mascarillas y todo esto, los diputados lo aprovechan y buscan a Macaya para que no se haga candidato a presidente de la República”, dijo el politólogo Gustavo Araya,
Macaya negó rotundamente en enero de este año que tuviera aspiraciones presidenciales, algo que ya l había adelantado en diciembre del 2020.
“Es innegable que este puesto, la presidencia ejecutiva de la Caja, es muy visible la ocupe quien la ocupe, pero no debe interpretarse como un trampolín político de ninguna manera; mi intención es terminar la administración y llegar a mayo de 2022 con una Caja en las mejores condiciones posibles”. Esta fue una de las últimas manifestaciones del Dr. Román Macaya, para quien la pandemia ha sido como una montaña rusa y hoy está en la parte más llana.