La atleta belga Anna Vanbellinghen se convirtió en una de las primeras rivales en hablar públicamente sobre la presencia en los Juegos Olímpicos de la halterófila Laurel Hubbard, primera deportista transgénero en lograr competir en una cita olímpica.
Vanbellinghen señaló de “broma de mal gusto” y considera injusto que Hubbard, neozelandesa de 43 años, pueda participar en la competición femenina de Tokio.
En ese sentido, Vanbellinghen, que compartiría categoría con Laurel, aseguró que apoya completamente a la comunidad transgénero y que lo que dijo no proviene de una rechazo a la identidad de esta deportista.
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“Soy consciente de que definir un marco legal para la participación de personas trans en el deporte es muy difícil, ya que hay una variedad infinita de situaciones y que llegar a una solución totalmente satisfactoria, desde ambos lados del debate, probablemente sea imposible”, dijo la belga.
Pero Vanbellinghen insiste: “Cualquiera que haya entrenado en halterofilia sabe que esta situación en particular es injusta para el deporte y para los deportistas”.
La belga recuerda que Hubbard inició su cambio de género a los 35 años y ahora tiene 43.
Hay que recordar que, según las reglas del COI, los deportistas que hacen la transición de hombre a mujer pueden competir en categoría femenina sin necesidad de cirugía para extirpar sus testículos, siempre que su nivel total de testosterona se mantenga por debajo de 10 nanomoles por litro durante al menos 12 meses, una regla que asumió también la Federación Internacional de halterofilia.
Sin embargo, otros artículos científicos han demostrado que las personas que han pasado por la pubertad masculina conservan ventajas significativas en cuanto a poder y fuerza incluso después de tomar medicamentos para suprimir sus niveles de testosterona y de ahí las críticas de las rivales.