El cura italiano Francesco Spagnesi definitivamente no irá al cielo.
Al religioso, de 40 años, lo detuvieron las autoridades de su país el pasado fin de semana, por tráfico e importación de sustancias estupefacientes.
El párroco compraba cantidades enormes, estimadas hasta en 100 mil euros (poco más de 73 millones de colones) de cocaína y GBL, conocida popularmente como una de las variantes más potentes de la droga de la violación. Además organizaba fiestas sexuales a las que llegaban a acudir alrededor de 200 personas. Aquello era pura lujuría y desenfreno.
Como si ya esos pecados no le cerraran las puertas del paraíso, Francesco realizaba todas estas fiestas con el dinero que obtenía de las donaciones de los feligreses para contribuir con la iglesia o combatir la pobreza.¡Cochino!
“Se acabó la misa, vayan en paz y contribuyan, por favor, con sus donaciones, al bienestar de la parroquia”, decía el cura cada semana para incrementar su buchaca que malgastaba posteriormente en drogas y sexo.
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Según los medios italianos, el cura pedía el cargamento de droga a través de una célula de narcotráfico en la Tosca y reclutaba a la gente en una web de citas.
Según Corriere Della Sera, entre los implicados hay médicos, banqueros o conocidos empresarios. Este medio aseguró que el párroco era muy estimado por fieles de esa región de Italia, hasta que se ventiló el tema de drogas, momento en el que se le cayeron todas las medallas.
Por su parte, True News indicó que algunos colegas del sospechoso sabían que tenía “sufrimientos físicos y sicológicos”, pero no problemas con la cocaína y menos que era que era tan bandidillo en el tema sexual.