Ángel Rafael planeó su despedida y su mejor amiga, Yorleny Aguilar, fue la encargada de tomar nota y ponerse manos a la obra después de que el maquillista cerrara sus ojos para siempre este 13 de noviembre.
El maquillista, de 52 años, le dijo a la productora de eventos qué quería el día de su vela y de su funeral hace cerca de tres meses cuando su salud se empezó a deteriorar más.
Al experto en maquillaje le diagnosticaron un tumor cerebral en marzo, el cual era inoperable y le habían dado nueve meses de vida.
Este lapso de tiempo le permitió a Yorleny no solo de hacerlo feliz, de alentarlo, de chinearlo, sino también de planear su última voluntad.
Pero antes, también le dio hace tres semanas parte de sus mejores días juntos, pues según contó, se lo llevó para la playa a que amaneciera escuchando las olas del mar como parte de su agradecimiento por tantos años de amistad pura.
“Me lo llevé a la playa. Le di Navidad adelantada, le di amor, le di recuerdos, le di serenata, le di todo lo maravilloso que le quería dar. Lloramos, reímos, vacilamos. Se despertaba con lapas y tucanes (en la playa), dígame, ¿cómo no puedo estar agradecida? Estos últimos días lo único que se percibía en el ambiente era amor, era fe, era agradecimiento, era brilllo, era luz.
“Sí, había dolor físico, hubo muchas lágrimas y hubo miles de besos, entonces ¿cómo no agradecerle a Dios?”, dijo con mucha paz al ver que su amigo del alma ya no sufre.
A pesar de un dolor tan grande mi fe fue inquebrantable y mis lágrimas se volvieron fe y mi dolor en agradecimiento”
— Yorleny Aguilar, amiga
Todo a su gusto
Yorleny contó que cuando planearon su última voluntad él le entregó la batuta de todo y que juntos, empezaron a idear cómo el gran maquillista iba a brillar hasta en su último adiós terrenal.
En la sala de velación había una gran alfombra roja, su fotografía favorita, sus brochas, algunas de las revistas donde salió en la portada, una coqueta con su espejo que tiene grabado su nombre y un báner que le habían hecho un grupo de maquillistas.
“Ese espejo la última vez que yo lo prendí fue el día en que él le dijo al público el diagnóstico. Ese día lo prendí yo hasta hoy. ¿Por qué se dan las cosas así? No sé, pero todo lo que pasa está escrito y así se está dando y así lo voy a hacer. Él sí fue muy claro en que no quería que la gente trajera flores. La alfombra roja, todos esos detalles los planeé con él y otros los estoy haciendo yo”.
“Mi hijo le hizo esa cartulina naranja (que estaba junto a su féretro) cuando esto empezó, cuando podíamos decir que él estaba bien y Ángel siempre lo tuvo en la puerta de su cuarto y era lo que él pasaba viendo. Después me dijo: ‘quiero que cuando yo me vaya eso esté ahí’ y bueno, lo trajimos”, contó su amiga.
Ángel también quería música, que sonora su canción “Todo va estar bien”, y por eso varios artistas nacionales llegaron a su vela a cantarle sus canciones favoritas.
Este viernes será su funeral en el cementerio Memorial Park, ubicado en Guachipelín, de Escazú, a las 10 a. m., y también quería que la gente llevara alimentos para donar a la casa de descanso Hogar Pro Pacientes Hemato-Oncológicos del Hospital México, ubicada en Aserrí que apoya a los pacientes con cáncer.
Si me pregunta qué le diría si lo tuviera a la par, le diría: Gracias. Gracias por llegar a mi vida, gracias porque me enseñó que los amigos sí existen”
— Yorleny Aguilar, empresaria
Y como le encantaba la música también habrá en su sepelio, así como muchas sonrisas y aplausos porque así quería que lo recordaran siempre, feliz y brillando.
Ángel le dejó una última misión a su amiga que es sacar adelante la fundación que juntos crearon hace unos meses llamada “Todo va estar bien”, que se encargará de apoyar a enfermos de cáncer.