Quienes no son seguidores de la serie Los Simpson se dieron cuenta este lunes que había un tal alcalde Diamante y los fiebres, por su lado, lo oyeron nombrar en la vida real porque su nombre se asoció con el caso que llevó a la detención de seis alcaldes ticos por supuestas irregularidades en contratos de obra pública con la empresa Meco.
El nombre del caso no se debe al alcalde, pero fue necesario que lo explicara Walter Espinoza, director del OIJ, para que quedara claro.
La serie amarilla tiene como uno de sus personajes más conocidos a “Joe” Quimby, mejor dicho, el alcalde Diamante, cuya característica principal es que le gusta la plata fácil (y las mujeres bonitas).
El hombre tiene un buen puesto, pero siempre quiere más y aunque está casado en cada capítulo sale con una güila nueva.
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A Quimby, alcalde de Springfield desde 1986, más de una vez le ha caído la policía a su oficina.
En un capítulo, un grupo de intelectuales lo visita y le dice que ya saben toda la verdad (de un fraude), por lo que Diamante, sin esperar a oír lo que van a decirle, pide a sus hombres que rompan los documentos comprometedores y sale corriendo. Tiene mucha cola que le majen, y lo sabe.
Otra característica del alcalde de Springfield es que le gustan la fiesta y las actividades sociales y aunque todos en el pueblo conocen que es una ficha, nunca logran quitarlo del cargo.
Otros negocios ilegales en los que ha estado metido son:
-Vender leche de rata en las escuelas, aunque él creía que era de perra.
-Usar platas públicas para asesinar a un enemigo.
-Robar plata estatal para la construcción de una enorme piscina cubierta.
-Estuvo dos meses en Florida decidiendo si invertía dinero de Springfield.
Luego de que la ciudad fuera estafada con la compra de un monorriel, el alcalde pide plata para “recuperarse” y al final de cuentas lo usa para fugarse y reiniciar su vida en otro lado. Tienen razón los que dicen que a veces la ficción copia a la vida real.