La vedete mexicana Lyn May, conocida por su adicción a las cirugías estéticas, compartió en su cuenta de Instagram algunas imágenes de su juventud que dan cuenta de la belleza de su rostro antes de someterse a desafortunados tratamientos que deformaron su aspecto.
Por medio de la red social, Lyn, de 71 años, envió los mejores deseos a sus seguidores en Instagram y los acompañó con una imagen de hace décadas en la que posó con un vestido rojo adornado con pedrería.
En la imagen se veía bastante natural con el mínimo de maquillaje.
La bailarina no dio a conocer ni la fecha ni el lugar en que fue tomada la foto, pero por su aspecto se puede entender que ya había empezado su carrera en el mundo del entretenimiento.
May fue una de las más famosas vedetes en la escena mexicana durante los años 60 y 70 y apareció en películas como Tívoli, Las ficheras y Noches de cabaret.
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En otra de sus recientes publicaciones, May compartió una imagen en blanco y negro que fue muy celebrada por sus seguidores, pues la mostraba con un ajustado vestido que marcaba sus curvas, algo que la hizo famosa.
Y en una imagen anterior también mostró la belleza de su juventud. En esa foto sale con un bikini negro mientras sonríe a la cámara.
Lo que le ha traído problemas durante décadas es el aspecto de su rostro y es que Lyn se sometió a un tratamiento de inyecciones que le dejó terribles secuelas.
Su cara comenzó a deformarse y al acudir al médico supo que le habían inyectado aceite para bebé.
Ahí inició su vía crucis con diversos especialistas y algunas cirugías para tratar de corregir el daño.
“Sigo arrepentida, hubo un momento en que me quise matar por cómo me veía. De tonta me dejaría inyectar nuevamente por una señora que solo quiere dinero. He ido con muchísimos médicos. La mayoría no me pudo ayudar, hasta que llegué con el doctor Achar”, confesó en una entrevista con Telemundo el pasado marzo, en donde también mostró su nueva cara.
En una charla posterior para el programa De Primera Mano habló de cómo dejó atrás aquella época en la que pensó en el suicidio.
"Ya no doy lugar. Mi cerebro tiene que estar ocupado en aprender canciones, en estar bailando. Nada negativo. Ya no volteo para atrás, para adelante nada más... Ya aprendí que tengo que vivir lo que me queda bien, a estar alegre, a estar positiva y siempre en la chamba (trabajo), siempre bailando, con mi familia, siempre tratar de ser feliz”.
La vedete explicó que ha aprendido a verse con otros ojos. “Ya me acepto porque si ya no me queda mucho tiempo y luego estar preocupándome por ‘mira cómo me veo’ o ‘mira cómo me ven’. Antes sí sufría, pero ahorita ya estoy tratando de ser feliz. Ya me acepté como soy”.