El presentador Ítalo Marenco está viendo como le pide cacao a su mamá Roxana Ocampo, ya que la señora está chiva con él y le aplicó la ley del hielo por ponerse a jugar de torero improvisado y arriesgar su vida.
El macho, quien fue parte del elenco de Repretel por cuarto año consecutivo en las transmisiones de las corridas de toros de fin y principio de año en el redondel de Zapote, siempre ha sido bastante arriesgado y le gustan los deportes extremos.
Por eso, Marenco arriesgó tres veces el pellejo dentro del redondel durante los 14 días que duraron las corridas.
El guapo contó que los responsables de meterle carbón para que se animará a enfrentar a los cachudos fueron los españoles, a quienes les llaman recortadores.
Los extranjeros tenían la misión en la arena de hacer maromas como saltarse a los animalotes para divertir al público.
"Ellos (los recortadores) me decían que tengo la condición física y la agilidad para saltarme el toro. Incluso, querían que hiciera un show con ellos, y ya hasta me tenían un pantalón como el que ellos usan para los saltos, pero no se dio. Solo hice lo de montarme en moto", contó.
Y como el muchacho es renco y lo empujan, conforme iban pasando los días y se sentía cómodo entre los toros, los improvisados y la arena, fue arrisgando a poquitos hasta que el pasado domingo 7 de enero, que fue el último día de las corridas, se mandó como los grandes y se brincó al cachudo bautizado como el Hormiguero.
El presentador se mandó como todo un profesional con el llamado "salto del ángel", que es cuando la persona se coloca frente al toro y cuando va en el aire da una vuelta carnera para atrás.
Mamá como un miura
Marenco cuenta entre risas que las tres experiencias que tuvo al enfrentar los toros fueron muy diferentes y cada uno con su grado de dificultad.
"La que más miedo me dio y la más peligrosa fue cuando me metí en un carro de mentiras con el Chapulín (torero improvisado) porque ahí el toro estaba encima y uno no tiene para donde coger, si nos golpeaba no había quite", detalló.
Su arriesgado acto, no le hizo ni una pizca de gracia a su mamá, y fue cuando recibió el primer jalón de orejas.
"Me dijo: ¿Qué le pasa? ¿Cómo se va a meter?", detalló.
La segunda vez fue el sábado 6 de enero, en la corrida de la tarde.
"Estaban Los Magníficos (un juego de Repretel con los improvisados y el toro) y por tratar, según, yo de salvar a Maguera (torero impovisado) el toro me levantó, traté de capearmelo, pero que va, me dejó un cariñito al costado derecho, por las costillas", comentó.
El exactor de la serie La Pensión quedó con un "recuerdito" de color morado y unos chollones que lo obligaron a tomar pastillas para desinflamar y aliviar el dolor.
Esa segunda ocasión su mamá no vio el levantín, pero todo mundo le contó, y ahí sí, el jalón de orejas pasó a ser una regañada fuerte.
"Esa sí fue directa e intensa. Yo le dije que la entendía, que la amaba, pero desde entonces no me habla", confesó.
La tercera vez fue el último día, cuando hizo el salto del ángel.
"Desde que me levantó el toro mami no me habla. La llamé después de lo del salto del ángel y me dijo: 'No estoy lista para hablar con usted todavía' y me cortó. Tengo que ver que hago para contentarla, porque sí, en serio está enojada. Le pedí perdón, le dije que le entiendo el sentir de ella, pero es que cuando uno está ahí la adrenalina hace que se le olvide la mamá y hasta la doña", expresó.
Ítalo prometió que hará "coco" para ver como logra endulzar otra vez a su mamá, para empezar le prometió que nunca más lo volverá a hacer.