El mayor temor que tenía Daniel Vargas, un mes antes de iniciar su viaje rumbo a escalar el monte Everest, lo golpeó en la cara este sábado.
Dani había reconocido, en una entrevista con La Teja, un mes antes de comenzar la travesía, que su miedo más grande era que una condición distinta a su capacidad física le impidiera hacer realidad su sueño.
Ni las posibilidades de morir en una avalancha o en un accidente en una grieta de hielo preocupó tanto al musculoso, como el hecho de que algo inesperado lo dejara con las ganas de llegar a la cima de la montaña más alta del mundo.
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“Vamos a hablar muy claro, lo peor que podría pasar es una fatalidad total, alguna caída, alguna avalancha, el frío, la falta de oxígeno… Hay demasiados factores y para nadie es un misterio que este reto incluye eso, pero no me enfoco en eso ni le doy mucha mente. Después de eso, lo que más me preocupa es no lograrlo y no por un tema físico, sino por algo del clima o que no pueda controlar. Se dice que las montañas deciden quiénes suben y quiénes no, entonces ojalá que la montaña esté a mi favor y que me deje llegar a la cima”, afirmó el excampeón de Dancing with the Stars a este medio en los primeros días de abril.
El asunto que tuvo tan preocupado a Dani desde antes de viajar al nevado monte lo sorprendió el viernes, según confesó este sábado, cuando confirmó que tuvo que renunciar a su anhelo porque se enfermó bien feo.
Vargas contó que desde el 13 de mayo empezó a sentir los embates de una infección viral que lo tuvo por mucho tiempo temblando y sin siquiera poder hablar.
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“Así pasé varios días. Cuando llegó el 16 (de mayo) me sentí mejor. El ataque a la cumbre iniciaba el 8 de mayo, pero todo se fue alargando y, eso no es culpa de nadie, sino de las condiciones del clima”, resumió este sábado desde la camilla de un hospital donde tuvo que ser trasladado de urgencia desde el campamento uno del Everest.
“Cuando llegué al campamento uno empecé la lucha entre la inteligencia y el ego. Pensaba que si iba a llegar al campamento dos me iban a dar oxígeno, me iba a sentir mejor, pero me puse a pensar que si necesitaba rescate en el campamento tres o cuatro, sería más complicado todo”, comentó.
Además de la infección le diagnosticaron edema cerebral leve, que es una acumulación de líquido en los tejidos blandos del cerebro, lo que en su condición más grave puede llevar a la muerte.
Dani se recupera bien, aunque sí está bastante triste, al punto que al contar de lo que le pasó no aguantó y se puso a llorar. Él había dicho que llegar a la cima del Everest era un gran objetivo, además del deseo que tenía de llegar a esa cúspide.
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