El viejito de 68 años pasó semanas postrado en un cama lleno de dolores, sin dormir bien y sin poder alimentarse como debía de ser, a la vista de sus cuatro hijos que desesperadamente buscaron ayuda, pero aseguran que nadie los escuchó.
El viejito de 68 años pasó semanas postrado en un cama lleno de dolores, sin dormir bien y sin poder alimentarse como debía de ser, a la vista de sus cuatro hijos que desesperadamente buscaron ayuda, pero aseguran que nadie los escuchó.