El brete de Marín no fue comida de trompudo, ya que tuvo que motivar a los jugadores a hacer oídos sordos de los comentarios a su alrededor y de sacar de la mente las finales perdidas anteriormente.
El brete de Marín no fue comida de trompudo, ya que tuvo que motivar a los jugadores a hacer oídos sordos de los comentarios a su alrededor y de sacar de la mente las finales perdidas anteriormente.