El manuscrito, que Einstein entregó en 1922 a un mensajero en Tokio como propina, fue adquirido por un europeo que pujó en forma telefónica y que desea mantener el anonimato, añadió la casa de subastas.
El manuscrito, que Einstein entregó en 1922 a un mensajero en Tokio como propina, fue adquirido por un europeo que pujó en forma telefónica y que desea mantener el anonimato, añadió la casa de subastas.