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“No me la quiten, es mi novia”. Así relató un testigo la reacción del indigente de apellidos Rojas Araya, de 55 años, cuando los oficiales de la Fuerza Pública le quitaron a la perrita Ala, a la cual violó en dos ocasiones. No sé si Rojas, quien recibió este lunes una sentencia histórica de un año de cárcel por maltrato animal, deberá ir a prisión o a un siquiátrico, lo que sí es cierto es que el que mató a la ciclista Lucía Mata no pondrá un pie en prisión.