No hay duda que la mente puede jugarnos muy malas pasadas y hacernos sufrir no solamente mientras estamos despiertos, sino incluso en nuestros sueños, cuando estamos más vulnerables.
No hay duda que la mente puede jugarnos muy malas pasadas y hacernos sufrir no solamente mientras estamos despiertos, sino incluso en nuestros sueños, cuando estamos más vulnerables.