Una noche de octubre del 2014 -mientras se encontraba en su cuarto sin nada que hacer- al carnicero cartaginés José Moya se le ocurrió grabar un video y compartirlo con alguien a quien consideraba su amigo.
Una noche de octubre del 2014 -mientras se encontraba en su cuarto sin nada que hacer- al carnicero cartaginés José Moya se le ocurrió grabar un video y compartirlo con alguien a quien consideraba su amigo.