Dos de las agentes encubiertas se hicieron pasar por jovencitas que querían cumplir su sueño de ser modelos.
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Los sospechosos aparentemente obligaban a las mujeres a permanecer encerradas en los locales y, en apariencia, también las drogaban.
"Lo peor es que es imposible hablar de ello en una industria que solo trabaja con las chicas que tienen éxito. Las que pueden hablar no están en esta situación financiera", afirma.