El destino metió en una encrucijada a don Rubén Herrera cuando le puso al frente al asesino de su hijo Diego. Rubén, que había sido policía, esperó con sed de venganza por mucho tiempo, pero el perdón evitó que cometiera una locura.
El destino metió en una encrucijada a don Rubén Herrera cuando le puso al frente al asesino de su hijo Diego. Rubén, que había sido policía, esperó con sed de venganza por mucho tiempo, pero el perdón evitó que cometiera una locura.